Arquetipo 3.3 / El Niño / Parte 1
Un
arquetipo es un modelo o patrón, universalmente reconocido que representa un
tipo de personaje, símbolo, tema o situación que aparece de manera recurrente
en niños, leyendas, historias, culturas y obras literarias a lo largo de la
historia. La respuesta emocional ante un arquetipo es inmediata debido a su
universalidad. El arquetipo es un patrón innato en el inconsciente colectivo de
la humanidad. Se manifiestan en sueños, mitos, leyendas, religiones y en la
literatura.
C. G. Jung.
Mis hermanos trabajan
también. Ellos bailan en las esquinas de los semáforos. Yo, digo poemas,
palabras hermosas y de vez en cuando, a los automovilistas que lo requieren,
les digo párrafos de grandes pasajes de la literatura universal.
Ese es mi trabajo. Digo cosas
hermosas para que el corazón de quien escucha se emocione y siga latiendo. Por las
mañanas voy a la escuela. Estoy en sexto año. Entro a mi escuela a las siete de
la mañana. Salgo a las dos de la tarde. Antes de salir el portero siempre
comparte su almuerzo. Don julio. Un gran hombre.
MI madre era costurera. Y obviamente,
con lo que ganaba no podía comprarnos grandes cosas. Desde muy pequeño entendí que
lo material no debe ser el objetivo primordial. Mi mama siempre me dice: “tu propósito
es cambiar el corazón del hombre y cuando lo logres cambiaras la historia
propia y de la humanidad. Mi madre siempre repetía eso.
Vivo en un país muy
desigual. Aunque tengo nueve años soy muy consciente de muchas cosas. Tal vez,
por el abandono de mi papá la vida me cambio. Cuando puedo ver televisión veo
las noticias y entrevistas. Me encanta ver entrevistas. Pero, me llama la atención
el bajo nivel de nuestros mandantes.
Conozco gente que tiene
mucho dinero pero no es inteligente. O tiene otro tipo de inteligencia que
desconozco. Sin embargo, de lo que siempre se habla es de corrupción, robo, malversación
de fondos, engaños y un largo etcétera. He llegado a pensar que quien tiene
mucho dinero es un maestro del engaño, la corrupción y el robo por que no veo
en esos ojos de rico un atisbo de alma bondadosa. Aunque no quiero generalizar,
aun no me he topado con un hombre rico que sea integro. Al contrario, si me encuentro
con mucha gente pobre y valiosísima. Como el portero que comparte su almuerzo
conmigo.
Vivo en un barrio muy pobre.
En la equina de mi cas venden marihuana, en la otra esquina venden cocaína y en
la otra esquina unas damas muy bonitas ofrecen sus cuerpos a cambio de dinero. Tengo
amigos de nueve años en el barrio que ya saben manejar armas y han robado. Algunos
cuentan que han visto gente morir.
Pero yo soy diferente. O por
lo menos lo intento. Quiero salir de ahí. Pero aun no puedo. Pero sé que lo
lograre. Uno de los regalos de mi papá antes de que se fuera fue que
constantemente me repetía: estudia, lee, transfórmate en un profesional de
bien. Además, todos los días antes de partir de casa me decía al oído: “la
mente es más rica que el oro, y el corazón más grande que cualquier fortuna”.
Extraño mucho a papá. A veces
lloro solito. Me acurruco solito entre mis brazos para no llevar tristeza a
casa ni a mi mamá ni a mis hermanos.
Sin embargo, cuando llego a
mi trabajo todo se pasa. Olvido la tristeza y continúo. A veces, las personas
me miran con indiferencia, otras veces con curiosidad. Me paro frente a los
autos miro fijamente al conductor y grito: “Palabras hermosas, jarabe para el
alma”.
Muchas veces los conductores
abren su ventana y comienza mi tarea. Digo cosas sencillas, poco complicados,
versos sencillos, pero profundos, que hablan de la vida, del amor, de la esperanza
y por sobre todo, de los sueños.
Por ejemplo, el último que
dije fue:
“bajo el sol brillante, mi
alma canta,
Aunque mi barriga a veces
aguanta,
Soy rico en versos y pobre
en pan,
Pero nada me detiene porque
tengo sueños,
Y nadie me los quitara”
La gente suele sonreír ante
la sinceridad de mis palabras, algunos se conmueven, otros me dan monedas, muy raramente
billetes. Y cuando esto ocurría, es decir, cuando un conductor reposaba sobre
mis manos billetes les decía:
“gracias, buen amigo, por tu
bondad,
Que el sol te ilumine con
claridad.
Aunque mi vida no es de lujo
ni de opulencia,
Mi poesía es mi única riqueza.”
Pero no todo era fácil. En
los semáforos, la vida es dura. El calor de la tarde golpea fuerte. A veces el
ruido del tráfico molesta. Y lo que me preocupa muchas veces es que mis
palabras lleguen a oídos correctos. Pero siempre la realidad se impone. Pero para
eso estaba yo; para hacer retroceder a esa realidad violenta.
Al anochecer volvía a casa. Mi
madre se preocupaba de tenernos un rico arroz con huevo. Y un poco de pan. Más agua
o con suerte un jugo en sobre. Que simple pero que rica comida.
Antes de dormir y de despedirme
de mi mamá y mis hermanos en mi cama repasaba todo lo ocurrido en el día. Dejaba
los malos momentos del día en un sobre imaginario. Y en otro sobre imaginario guardaba
las sonrisas.
Las sonrisas de las personas
que habían escuchado mis palabras. Palabras y sonrisas que se transformaban en
alimento de mis sueños.
Lo más importante: yo
también sonreía antes de dormir. Pero más importante que eso; despertaba con
otra sonrisa…
Comentarios
Publicar un comentario