GUERREROS CELESTES - Dedicada a los nadadores del mundo - Parte I -


Agua Luz.

                                  El agua en los poros recuerda al eterno nacimiento.


Sábado 21 de Junio de 2012
 09.00 hrs.
Piscina Olímpica.
Ecuador - Guayaquil. 



         No puedo dormir. Cada vez que tengo competencia me sucede lo mismo. Pienso en el agua, en la piscina, en la medalla.  En mis hermanos, en mis padres, en mis compañeros. Pero, no es nerviosismo. No es angustia. No es miedo. No es terror.
         Es un sentimiento intenso. Cuando estoy en el agua me emociona el contacto con ella  Me fusiono con ella. Me siento agua. De pequeño mi madre me dejaba durante largos minutos en mi tina infantil. Me sacaba de ahí y gritaba. Como si una parte de mi se quedara en mi tina.
         Cuando llueve estoy largas horas sintiendo como las gotas rozan mi cara, mis manos, mis brazos, mi pecho, mis piernas, en fin, mi cuerpo. El verano de Guayaquil trae consigo una serie de eventos lluviosos. Cuando sucede parece que muchas personas desde el cielo tirasen con energía baldes y baldes del liquido esencial de la vida.
         Son las doce la noche y compito mañana a eso de las  nueve. Estoy concentrado cerca de la piscina donde competiré. De hecho, mi habitación esta a diez metros de ella. No se ve desde aquí. Pero desde el salón de comida si se ve. Me dirijo allá. Mis compañeros duermen. Soy el único despierto.
         Voy a la sala de comida y tomo un vaso de agua. Camino hacia un gran ventanal y abro las cortinas. Veo la piscina. La luna esta llena. Esta alumbra la superficie y un reflejo llega hasta mis ojos. Me quedo minutos observando las pequeñas ondulaciones que se forman.
         Conozco  gente que se relaja mientras ve el fuego consumirse en las chimeneas. También conozco gente que se relaja haciendo fuego, carbón, o disfruta haciendo un asado.  Yo me relajo mirando la superficie del agua.
         Muchas imágenes se vienen a mi mente. Pero una particular: la primera vez que competí. Recuerdo que también no podía dormir. Me levante el día de la competencia muy nervioso, cansado, con mucho miedo. Mis padres me acompañaban. Antes lo hacían con más regularidad. Pero desde que se separaron no los he visto mucho. Y a veces,  me siento solo. Si supieran lo que duele en el alma ver cuando se separan. A veces, son egoístas por que piensan que solo ellos sufren con la separación. Yo pase con largos e intensos dolores de cabeza después de su separación. Parecía que en mi cabeza las ideas también se separaban.
         Cuantas veces odiaba que estuvieran en mis competencias pero al mismo tiempo era feliz de que estuvieran ahí. Cuando estaban los odiaba, me avergonzaba. Pero cuando no estaban los  extrañaba, me daba coraje y competía con más fuerza.
           Tengo muchos deseos  de ganar mañana la competencia. Quiero una medalla de oro para mi provincia. Y espero que mis compañeros también aporten al medallero. También pienso en algunos momentos que será de mí en diez años más. Donde estaré en días años más. Con quien estaré en diez años más. ¿Seguiré haciendo deporte? O me dedicaré a estudiar.
         Son la una de la mañana. Dejo de mirar la superficie de la piscina. Cierro mis ojos e imagino que mañana gano una medalla. Me imagino a mis compañeros felices también de haber ganado. Siento la alegría por mis venas, piernas y brazos. Mi corazón comienza a latir mas duro. Imagino que mis entrenadores están sonriendo del júbilo. Veo a mis padres juntos. Mi padre lo imagino llorando de la emoción y el orgullo. A mi madre la veo sonriendo de felicidad. Y por supuesto, yo me veo feliz de haber logrado lo imposible.
         Me dirijo a mi dormitorio con la idea que mañana es difícil que ganemos la competencia general. En los últimos años todas las provincias de mi hermoso Ecuador han avanzado sus niveles permitiendo que sus deportistas logren puntaje, medallas y supremacía en el deporte. Antes,  Guayas y Pichincha se llevaban todas las medallas. Ahora no.
         Mi entrenador me decía cada cierto tiempo que el enemigo estaba en la Sierra. Yo le decía que estaba más cerca de eso. La propia sombra era el enemigo. Uno mismo es el enemigo. Mis hermanos no son mis enemigos. Ellos solo son un factor más que motiva  a la competencia.
         Me acuesto en mi cama. Me acomodo. Abrazo mi almohada. No sueño nada. O no recuerdo nada más bien. Siento mi corazón, mis brazos, mis piernas, mi cuerpo antes de mi conciencia. Se mueven. Al ritmo del agua. Se mueven. Al compas del deseo de ganar. Se aquietan. Guiadas por la esperanza. Se aquietan en movimiento. Extraño por que la quietud es sin movimiento. Pero se siguen moviendo. Es como la roca. Aunque este quieta posee moléculas elementales que de igual forma se mueven. Despierto.
         Me siento en mi cama. Mis compañeros duermen. Son las siete de la mañana. La competencia es a las nueve. Estoy a pasos de la piscina que me verá crecer o me vera caer.                                     
No despierto a nadie. Voy al mismo lugar donde estuve anoche. La piscina se ve hermosa. El agua cristalina esperando a sus peces humanos.  Voy a la ducha. Media hora estuve bajo el chorro de la bañera. Mis compañeros me hablaban y a todo asentía. La verdad es que no escuche nada de lo que decían. Solo tenía una cosa en la cabeza; Ganar. Llegar a la meta.
         Estábamos en el camerino y mi entrenador nos dijo lo siguiente:
- “…Amigos míos. Las cosas se hacen trabajando en ellas. Nadie te regala nada. Pero lo más importante es que se fusionen con el agua. Sean una sola cosa. Sean velocidad, voluntad, rapidez,  sean peces. Y jamás olviden: sean felices. La felicidad no se compra ni se arrienda. No se encuentra en tiendas pequeñas ni en las grandes. La felicidad se encuentra cuando haces bien una cosa. Cuando te sientes alegre de lo que vas a vivir. La felicidad  es el resultado de dejarlo todo. La recompensa no es una medalla. Ni de oro, ni de plata ni de bronce… La recompensa es que tu alma descansa sabiendo que hiciste todo lo que pudiste… Que entregaste todo lo que podías…que regalaste esperanza… que regalaste paz… haciendo deporte… haciendo que todos los que te vean salten, lloren, rían, se enorgullezcan de tus logros…Vamos muchachos… la alegría al final del camino los esperanza…¡ Vamos mis amigos!... ¡vamos mis guerreros!.
         Salí del camerino. No escuchaba nada ni a nadie. Solo gotas que caían del cielo y ni siquiera llovía. Me entregaron mi puesto  donde comenzar la carrera. Eran doscientos metros. Subí al pedestal. El juez dio la señal de arranque. Sentí el disparo. Solo el disparo.
           El agua es mi dimensión, pensaba mientras braseaba. El agua es mi dimensión,  pensaba mientras movía mis piernas. El agua es mi dimensión,  pensaba mientras tomaba aire y lo votaba. El agua es mi dimensión,  pensaba mientras recorría la piscina. Yo soy el agua. El agua esta en mi. Yo soy agua. El agua esta en mi. YO SOY AGUA.  
          Y gane. Gane y llore. Lloré. Y Gané. Llore y extrañe a Carolina. Extrañe a Carolina y la llame. La amo… Pero no me atrevo  a decirle que la amo.
         Ese día logre un cupo a las olimpiadas. Y carolina aun no sabe que la amo. Ella es mi agua luz. 

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