PENSAR, LA BELLEZA DEL MOVIMIENTO.

  En cualquier momento, cualquier hora.               El demonio gris era mucho más extraño que el demonio rojo. Solo con verlo se sentía la falta de empatía. Había estado con seres humanos sin empatía. Y ahora que pienso tal vez no eran humanos, sino que demonios grises. Los demonios grises podrían haber estado observándonos por años. El demonio gris al parecer también carecía de emociones. De hecho, su cara no alcanzaba a demostrar ninguna turbación. Era muy difícil de leer sus expresiones. Respiraba más fuerte que el demonio rojo. Y se demoraba más en hablar o emitir algún sonido. Hablaba con eco. Eran como dos voces que provenían de sus fauces.  Me observo por largos diez minutos. No se movió en ningún momento. Hasta que se me acerco y dijo: -           [[ has hecho algo importante de tu vida [[ -           Lo que haría cualquier ser humano – respondí- -           [[ has hecho algo importante por tu vida [[ -           Sobrevivir. -           [[¿has hecho algo importa

  En cualquier momento, cualquier hora.                    Un olor muy extraño caracterizaba el lugar. El demonio que me acompañaba solo llego hasta la puerta del castillo. -         -    [ debes seguir solo [ -         -    ¿Por qué? -          -   [Por que el alma es única. Solo un alma puede entrar [ -         -    Te agradezco la compañía. -           -  [ esta bien. Sigue tu camino. [ Continuaba el olor. Era un olor extraño. Como a sangre caliente y fierro hervido. Era muy extraño. Y muy desagradable. No obstante, después de unos minutos me acostumbre. Es extraño, pese al lugar, pensaba que incluso si mi condena era permanecer para siempre en esta zona tal vez me acostumbraría. El hombre es el único ser vivo que al pasar el tiempo se acostumbra. Por ejemplo, se acostumbra a ser rico, pobre, triste, feliz, atormentado. E incluso pensaba que el dolor impregnado en el lugar podría terminar gustándome. Ya que, somos de acostumbrarnos a ciertas cosas. Camine por diez

  En cualquier momento, cualquier hora.   La voz que me dio la bienvenida al infierno no se dejaba ver. Solo se escuchaban gritos, quejas y más de una vez escuche mi nombre. Estaba muy asustado. Lo que no pude percibir era si estaba vivo, muerto o en una suerte de estado neutral o de nirvana.   Camine alrededor de veinte minutos. El ambiente era caluroso y rojo. No se veía otro color. Seguramente estaba en el infierno. Pero, como saber si estaba vivo o muerto. Porque lo último que recordaba era que había ido a la cocina, había tomado desayuno y había buscado una camisa para salir de casa. -           [[¿Sabes por qué estás aquí? [[ - dijo una voz sin cuerpo. -           No. No lo sé – Conteste al aire. -           [[ Mira adentro. Adentro esta la respuesta [[ - culmino la voz. Intentaba recordar o buscar entre mis recuerdos si había hecho algo malo o si había cometido algún error en mi vida para merecerme estar en este lugar. Pero, no podía recordar nada con respecto al t