Cartas a Dios: III - ¿Existir? ¿Decidir? ¿Morir?
Dios:
En este laberinto de espejos que
es la existencia me acuerdo de ti. Porque probablemente eres la luz y las
sombras en donde proyectas al mundo tus definiciones.
En la actualidad, el tiempo corre demasiado rápido pero al
mismo tiempo se hace infinito pareciéndose a una serpiente que muerde su propia
cola.
Todo parece un instante que se desvanece como
el eco de una palabra olvidada, me pregunto si tú esencia se refleja en cada
rincón del universo, o si, en un acto de ironía cósmica, hemos creado a un Dios
a nuestra imagen y semejanza.
Acostumbrados a buscarle sentido
a las cosas, ese antiguo y fugaz ejercicio, me pregunto: ¿existe
un propósito en el azar que rige nuestras vidas, o somos meras notas en una
partitura infinita, buscando incesantemente una armonía en el ruido del caos?
En ocasiones la realidad se muestra ante nosotros llena
de ilusiones, sueños y desilusiones, donde cada decisión parece abrir puertas a
otras dimensiones, dimensiones que podrían haberse formado de manera diferente.
Muy diferente.
Cuando estoy solo, contemplo las estrellas y me pregunto
si cada estrella es un acto divino de
creatividad tuyo o un leve momento para recordar nuestra insignificancia frente
al universo.
Te pido, te ruego, ante mis preguntas que me concedas de
una vez el poder de la comprensión de tus creaciones. De tu entretejer.
¿Es la existencia un laberinto que nos invita a
perdernos, o un camino hacia la revelación de tu ser? Quizás la respuesta no
radica en lo que hacemos, sino en cómo elegimos ver lo que somos.
Estamos sufriendo. Estamos
viviendo momentos sumamente distorsionados donde el bueno es malo y el malo es
bueno. Ayúdame a ver. Ayúdame a decidir con sabiduría.
En ciertos momentos, permíteme
ser un mero espectador de este drama humano, donde cada vida es un verso en el
poema cósmico que compusiste. Tal vez, la belleza de la vida radique en su
incertidumbre, en el misterio que cada día despliega como un regalo, un enigma
que nos une a ti y entre nosotros. Entre todos.
En ciertos momentos, permíteme
ser un guerrero sin miedo de este drama humano, donde cada vida es un verso en
el poema cósmico que compusiste. Tal vez, la belleza de la vida radique en la
muerte, en el misterio de la muerte llegada como un regalo, un momento, un
paso, un medio, para decirle al mundo que existes, que no temes, y que
finalmente tu vida tendría sentido pasando a otro vida.
¿Morir por algo?
¿O envejecer sin haber vivido?
Te escucho
Rodrigo
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