Siniestro – El lado oscuro de la mente- Parte I - Psicópata-
Camino rápidamente.
La ciudad duerme. Salgo por una calle e inmediatamente me desvió hacia la
avenida principal. Todos duermen. No hay almas en la calle. Solo yo. El semáforo
no funciona. Solo e intermitente-mente muestra la luz amarilla. Que significa precaución.
Corre un viento muy agradable. Son las 04.12 minutos. A lo lejos se escuchan
sirenas. Son de bomberos, policías y ambulancias.
Aun no sé lo
que sucedió. No obstante, de lo que recuerdo es que la sala principal exploto. Solo
escuche un ruido muy grave y después un ruido muy agudo. Tengo un poco de
sangre en mi brazo, piernas y cara. El resto de mi cuerpo está intacto. También
recuerdo que cuando salí de la explosión varios de mis conocidos yacían durmiendo.
O muertos. No pude percibir con atención.
Siempre tuve
problemas de atención. En la escuela, en el colegio, en la universidad. Siempre
me iba a otra dimensión. Cuando el profesor hablaba yo estaba en otro lugar. No
obstante, cuando fui al psiquiatra me tomaron muchos test. Los resultados
fueron asombrosos. Tenía una inteligencia superior. Que aún no puedo explicar
porque siempre me considere un hombre normal.
Sigo caminando
y veo un auto que está abierto. Lo tomo. Me subo. Manejo. Rápidamente. Me dirijo
al lugar de la explosión. Me bajo. Dejo el auto estacionado. Un poco alejado
del suceso. La gente grita, llora, algunos ríen y no sé de qué.
Me abrigo con
una chaqueta de color negra que estaba en el auto. Me peino. Y quedo a unos
diez metros del hecho.
Se me acerca
una anciana y me pregunta:
-
¿Usted está bien?
-
Claro – respondí-
-
¿Usted estaba dentro de la explosión?
-
No – mentí- solo pasaba por acá. ¿usted sabe que
paso?
- Es el hospital psiquiátrico. Hubo una explosión.
Se escaparon siete peligrosos sujetos altamente violentos.
-
¿Explosión, sujetos violentos?
-
Así es.
- Entre los siete fugados se encuentra un
violador, dos asesinos, un psicópata, un esquizofrénico, un paranoico y un psicótico.
-
¿Cómo sabe tanta información?
-
Acaba de acercarse un policía y darnos la información
a todos los vecinos.
-
¿y usted no tiene miedo?
-
No. Ya estoy vieja. No le temo a nada.
-
La felicito. Yo tampoco le temo a nada. De todas
formas debería entrar a su casa. Ya que, esos criminales andan sueltos. Y en
cualquier momento aparecen.
-
Si. Eso haré. Gracias joven.
-
De nada.
La señora se retiró
del lugar. Yo seguí ahí. Hasta que llego un policía y comenzó a hacer algunas
preguntas a las personas. Por tanto, y lentamente me aleje. Tome nuevamente el
auto y me dirigí a una gasolinera. Tenía mucha hambre.
Ya eran las
06.02. Comenzaba a amanecer. Baje del auto y pedí en caja una hamburguesa y un
bebida. Comí. Comenzaba a darme sueño. Intentaba recordar detalles de la explosión
y recordé que aún estaba con sangre en las manos, brazos, cara y cuerpo. Me dirigí
al baño. Lave mis manos, brazos y cara.
Intente buscar
un espejo. No lo hallaba. Y recordé que en el pasillo antes de entrar al baño había
uno. Quería ver si mi rostro aún tenía rastros de sangre. De pronto, un celular
que estaba en mi bolsillo derecho comenzar a sonar. Lo miro y decía número
desconocido. No conteste. Mi madre siempre me enseñó a no contestar números telefónicos
de personas desconocidas. Busque el espejo. Pero antes comencé a sentirme un poco
mareado, me tiritaban las piernas, sentí que se me nublaba la vista, comencé a
sudar y no encontraba el espejo. Casi a punto de desmayarme camine por el
interminable pasillo. Ahí estaba el espejo.
Como no veía correctamente
saque el celular. Si yo no podía ver algún rasgo de heridas o sangre en mi
rostro el celular lo haría por mí. Lo coloque en modo fotos y cuando el espejo
estaba frente a mí apreté el botón. La fotografía
salió. No obstante, mi sorpresa fue que la imagen no me pertenecía. Quien salió
en la foto no era yo. Revise rápidamente el resto de fotos del celular y no habían
más. Solo existía una sola foto y era justamente la que había sacado hace
algunos segundos. Comencé a asustarme y más aún cuando otro cliente de la
gasolinera me dice:
-
Buenas noches.
-
Buenas noches le conteste.
Sin embargo, el
cliente comenzó a gritar de tal forma que asustó al resto de clientes que
estaban al otro lado del baño. Le pedí que hiciera silencio. Y le pregunté por
que gritaba. Lo único que hizo fue señalar mi rostro con su dedo. El alma me volvió
al cuerpo. Ya podía ver mucho mejor. No sudaba. Había pasado el mareo. Mis piernas
no tiritaban. Fui al espejo. Y vi mi cara. Era la misma imagen de la fotografía.
Fue ahí que comprendí que la foto era yo y que yo era la foto.
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