Acontecimientos Traumáticos de la guerra en niños.

 


                                                                                                                  Guayaquil, 29 de marzo de 2024



Acontecimientos Traumáticos de la guerra en niños.

Msc, Rodrigo Alejandro Valdenegro Cáceres, Psi.

Registro  nacional de investigador N°INV-21-05193



Resumen.

Trauma, palabra griega que significa "herida" o "laceración", fue elaborada por Sigmund Freud en su teoría psicoanalítica como la intensidad de un evento al que el sujeto no puede responder adecuadamente. El efecto traumático depende de la susceptibilidad del sujeto, de las condiciones psicológicas en el momento del evento, de las situaciones fácticas que impiden una reacción adecuada y del conflicto psíquico que impide al sujeto integrar la experiencia. La neurosis traumática surge en el momento del trauma, desarrollándose a través de dos caminos hipotéticos: activando una estructura neurótica preexistente o fijando el evento traumático en el sujeto, conduciendo a una inhibición generalizada de su actividad.

Con respecto al trauma del nacimiento, Freud y otros difieren en sus puntos de vista: Rank ve el nacimiento como un evento traumático crucial para las reacciones de ansiedad posteriores, mientras que Ferenczi sugiere que los individuos están bien preparados para los cambios del nacimiento. Sin embargo, vivir la guerra cuando era niño también puede provocar traumas y consecuencias para la salud emocional y mental. La guerra, al ser un conflicto armado organizado entre grupos humanos, causa numerosos efectos desastrosos, socavando regímenes políticos, destruyendo infraestructura económica, erosionando valores culturales, provocando desorganización social y devastando el medio ambiente.

Los niños en zonas de guerra enfrentan consecuencias psicológicas y psiquiátricas, que incluyen agresión, terrores nocturnos, ansiedad, depresión y diversos problemas de salud. Muchos son reclutados como soldados, lo que los expone a violencia, abuso sexual y tormento psicológico, lo que afecta su salud mental. Los niños que nacen o crecen en la guerra pueden experimentar vergüenza, culpa, alteraciones del sueño y retraimiento social. Las personas traumatizadas a menudo exhiben una memoria distorsionada y olvidos, con recuerdos del trauma que invaden la vida diaria, particularmente en los sueños.

Comprender el impacto de los acontecimientos traumáticos en los niños en la guerra es crucial para los profesionales de la salud mental. Requiere escuchar la experiencia del sujeto antes, durante y después del evento traumático, para comprender sus circunstancias, pensamientos y emociones, y ofrecerle el apoyo adecuado.

Abstract.

Traumatic Events in War-affected Children

Trauma, a Greek word meaning "wound" or "laceration," was elaborated by Sigmund Freud in his psychoanalytic theory as an intensity of an event to which the subject cannot respond adequately. The traumatic effect depends on the subject's susceptibility, psychological conditions at the time of the event, factual situations preventing an adequate reaction, and the psychic conflict hindering the subject from integrating the experience. Traumatic neurosis arises at the moment of trauma, developing through two hypothetical paths: activating a preexisting neurotic structure or fixing the traumatic event in the subject, leading to a generalized inhibition of their activity.

Regarding birth trauma, Freud and others differ in their views: Rank sees birth as a traumatic event crucial for subsequent anxiety reactions, while Ferenczi suggests individuals are well-prepared for birth's changes. However, experiencing war as a child can also lead to traumas and emotional and mental health consequences. War, being an organized armed conflict among human groups, causes numerous disastrous effects, undermining political regimes, destroying economic infrastructure, eroding cultural values, causing social disorganization, and devastating the environment.

Children in war zones face psychological and psychiatric consequences, including aggression, night terrors, anxiety, depression, and various health issues. Many are recruited as soldiers, exposing them to violence, sexual abuse, and psychological torment, impacting their mental health. Children born or growing up in war may experience shame, guilt, sleep disturbances, and social withdrawal. Traumatized individuals often exhibit a distorted memory and forgetfulness, with memories of the trauma invading daily life, particularly in dreams.

Understanding the impact of traumatic events on children in war is crucial for mental health professionals. It requires listening to the subject's experience before, during, and after the traumatic event, to understand their circumstances, thoughts, and emotions, and offer appropriate support.

 

Palabras claves. Guerra, trauma, acontecimientos traumáticos, psicología y trauma.

Trauma es una palabra griega que significa “herida”, “laceración”. Sigmund Freud elaboro la teoría psicoanalítica del trauma y se refiere con trauma a la intensidad de un acontecimiento al que el sujeto no es capaz de responder en forma adecuada.[1]

El efecto traumático depende de la susceptibilidad del sujeto, de las condiciones psicológicas en que se encuentra en el momento del acontecimiento, de las situaciones de hecho que no permiten una reacción adecuada, y del conflicto psíquico que impide al sujeto integrar la experiencia que le sobreviene desde fuera (Galimberti, 2002)

La neurosis traumática surge en el momento del trauma y se desarrolla siguiendo dos recorridos hipotéticos: a] activando una estructura neurótica preexistente; b] determinando en el sujeto una fijación del acontecimiento traumático que no tuvo abreacción, con una posterior inhibición generalizada de la actividad del sujeto. En la base de esta fijación participan, para Freud, dos factores: una sacudida del organismo  y un susto psíquico, donde se viviría un estado de terror en donde se cae cuando se corre un peligro sin estar preparado. (Galimberti, 2002)

El trauma del nacimiento se refiere a una lesión física o psíquica que puede producirse en el momento del nacimiento por efecto de un parto distócico. Cuando en cambio el parto se desarrolla de manera fisiológica (parto eutócico), el trauma del nacimiento no es tomado en consideración, porque no se considera que el proceso como tal influya en el desarrollo psíquico sucesivo del sujeto, como en cambio lo considera en el ámbito psicoanalítico O. Rank, para quien con el proceso del nacimiento se presenta un estado de privación total, donde el neonato está expuesto al riesgo de la no satisfacción de las necesidades antes satisfechas. La misma fisiología del proceso del nacimiento, que implica la ruptura de la unidad prenatal en una dualidad, y conlleva la posterior exposición a la precariedad de la vida individual, determina la radical ruptura traumática que Rank llama prototrauma y lo señala como acontecimiento de alcance determinante para todas las reacciones posteriores de angustia del individuo, que se interpretan como repeticiones del “prototrauma”. De esta forma Rank coloca el principio de la causalidad psíquica en el umbral entre lo biológico y lo psíquico, como ya lo había hecho S. Freud en sus obras juveniles. De opinión contraria es S. Ferenczi, quien al respecto escribe: “Cuanto más observo más me doy cuenta de que ningún desarrollo y ningún cambio aportado por la vida encuentra al individuo tan bien preparado como lo está para el nacimiento” (Galimberti, 2002)

.           Lo último descrito pertenece a lo que se sabe y colinda con el conocimiento clásico y moderno.

Pero, nacer y convivir cuando se es niño(a) mientras se produce un conflicto bélico como la guerra tambien produce traumas y consecuencias en las emociones y la salud mental.

La guerra es un término que está íntimamente relacionado con la historia de la humanidad y con los desastres, catástrofes o emergencias. “La guerra es la continuación de la política por otros medios. La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas con otros medios.[2]

La Guerra es el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales, por razones religiosas o culturales, por mantener o cambiar las relaciones de poder, para dirimir disputas económicas o territoriales.[3]

La guerra es en su acepción más completa un verdadero desastre, provocada por el hombre, es una emergencia, un caos desde todos los puntos de vista por las siguientes razones:

-           Socava el régimen político existente para implantar uno nuevo que responda a los intereses de los ocupantes y realizar campañas de difamación y desacreditación al país invadido son algunas consecuencias desde el punto político.

-           En el aspecto económico se destruye la infraestructura económica existente para implantar una nueva que responda a la obtención de ganancias y las clases más poderosas. Desde el punto de vista financiero significa el quebranto de las finanzas es saqueado el tesoro nacional.

-           En el aspecto cultural es la pérdida de los valores históricos culturales atesorados por la nación o comunidad, el desarraigo de la cultura e imposición de una nueva que nada tiene que ver con la anterior. Se colocan los poderosos medios de información en una amplia campaña de desinformación sobre el curso y los acontecimientos de la guerra que abarcan a todos los medios de difusión masiva. Se destruyen también valores religiosos como santuarios, templos, iglesias. En general se destruyen los códigos, normas, conceptos por el de los ocupantes.

-           En lo social la guerra afecta a todos los sectores, se produce una desorganización de la sociedad. En el aspecto humano se presentan olas de violencia, violación, atropellos, deshumanización por el ocupante, pérdida de la espiritualidad, de la autoestima, de los atributos humanos. Constituye una violación flagrante de los derechos humanos. Se produce la desintegración de las familias, por muerte de sus miembros o desplazamiento, éxodo y refugio. También sufren las comunidades bien por la pérdida de los eslabones fundamentales, o la desaparición de la misma.

-           Con relación al Medio ambiente la guerra causa destrucción física y perturbación de hábitats naturales de importancia nacional e internacional, y de la vida silvestre como resultado del uso de armas. La contaminación radiológica, química o biotóxica de los hábitats naturales se produce como resultado del uso de armas de destrucción masiva y bombardeo de facilidades industriales o militares. Perece la vegetación como resultado de las batallas; desertificación y extinción de especies o subespecies endémicas.

-           Para la Salud Pública las guerras pueden causar un número inesperado de muertes, lesiones o enfermedades, que exceden las capacidades de los servicios locales de salud. Destruye las infraestructuras locales de salud, como los hospitales, unidades de los ministerios de salud, clínicas privadas. También pueden alterar la prestación de los servicios rutinarios y actividades preventivas, con graves consecuencias a corto, mediano y largo plazo, en términos de morbilidad y mortalidad. Afecta el comportamiento psicológico y social en las comunidades; generalmente luego de un desastre se presenta ansiedad, neurosis y depresión. Las poblaciones se exponen a un grado de tensión máxima o extrema con las consiguientes afectaciones a la salud mental. Causa grandes movimientos de población, espontáneos u organizados, a menudo hacia áreas donde los servicios de salud no pueden atender la situación.[4]

Las consecuencias sicológicas y psiquiátricas en niños.

La experiencia de vulnerabilidad y de peligro, de indefensión y de terror, puede marcar en profundidad el psiquismo de las personas, en particular de los niños. El espectáculo de violaciones o torturas, de asesinatos o ejecuciones masivas, de bombardeos y arrasamiento o exterminio de poblados enteros es casi por necesidad traumatizante, sobrepasa los mecanismos de reacción del individuo a situaciones extremas.

En los últimos diez años, han muerto millón y medio de niños en conflictos armados. Unos 300.000 niños son usados como soldados en 30 países del mundo entero. La UNICEF subraya que las consecuencias psicológicas de este fenómeno, en ambos sexos, son bien conocidas: agresividad, terror durante la noche, ansiedad y depresión, SIDA y problemas de salud específicamente femeninos como lesiones vaginales y en el cuello del útero, abortos, además de retraso escolar y aislamiento general. Cuando mujeres menores de edad se convierten en soldados, esto trae consigo "violaciones, esclavitud sexual, torturas, embarazos no deseados y otros crímenes que afectan al 28% de las niñas soldados. Además de sufrir tormento psicológico por la situación en que viven, el miedo a morir, inseguridad, sentimientos de soledad y abandono, rudeza de sentimientos, explosiones de ira y violencia, trastornos de conducta, se vuelven temerosos, alienados, dificultades en la comunicación con los demás, en las relaciones interpersonales y sociales pérdida de la autoestima, sentimientos de inferioridad, sentimientos de odio, trastornos del sueño, son obligados a presenciar las más horribles atrocidades y a cometer actos criminales o ser cómplices de los mismos, son privados de lo más preciado que pueden tener en esas edades la inocencia de la niñez.[5]

Los niños son víctimas de intimidaciones, amenazas, brutales palizas, torturas u otros abusos sexuales, homicidios y suicidios, secuestros, mutilaciones de algún miembro, abusos de todo tipo, acoso, prostitución, alcoholismo y drogadicción, abandono y desamparo familiar, discriminación, suicidio, son obligados a refugiarse o desplazarse.[6]

Por ejemplo, el conflicto Israel- palestino ha traído consecuencias psicológicas irreparables en los niños palestinos los cuales no pueden visitar los servicios de salud, acudir a la escuela ni participar en actividades sociales, no pueden salir a jugar a la calle con sus amigos por el alto grado de violencia, sufren “presiones emocionales”, tensiones psíquicas, derivadas del conflicto, sobre todo a causa de los atentados llevados a cabo por otros jóvenes palestinos suicidas, algunos estudios apuntan que la exposición repetida al sonido de disparos y bombas como la causa principal de los problemas psicológicos de tres cuartas partes de los menores afectados, como consecuencia, gran parte de estos niños padecen trastornos en el sueño, ataques de pánico, dolores de cabeza o estómago, ansiedad y cambios en su personalidad hacia una conducta cada vez más agresiva. Muchas generaciones de niños, jóvenes no han conocido un día de normalidad y paz. Han sido obligados a abandonar sus hogares y marcharse a los campos de refugiados. Todo esto es confirmado por las declaraciones de la Directora ejecutiva de la UNICEF Carol Bellamy cuando expresó: “”Los acontecimientos traumáticos como la muerte de un familiar o un amigo, o las heridas que se les infringe, así como los registros puerta a puerta y las humillantes detenciones en grupo de padres y hermanos, pueden causar un daño irreparable sobre la confianza de los niños en los adultos; también pueden incitarles a aceptar la violencia como un método adecuado para resolver los problemas y ensombrece su esperanza en el futuro”.[7]

Los niños nacidos o que crecen en guerra pueden padecer tambien; vergüenza, culpa, problemas de sueño, dificultades en el funcionamiento de la vida diaria y retraimiento, hablar de miedo constante, ansiedad, recuerdos perturbadores, y -flashbacks-, que tienen sus raíces en su experiencia, con el consiguiente miedo a ser asesinados as o mutilado, sensación de sentirse enfermos, pérdida de apetito, palpitaciones cardíacas agudas,  ansiedad, fatiga a consecuencia de pesadillas, trastornos del sueño, pérdida del sentido de la vida, sentimientos de odio, desesperación, desprecio, ira,  síndrome del trauma de la violación, trastorno por estrés postraumático, transformaciones persistentes de la personalidad tras experiencias catastróficas, angustia y  trastornos depresivos.[8]

¿Se podría pensar entonces en acontecimientos traumáticos dentro de una guerra en niños?. Pienso que la respuesta es obvia: Si. Por supuesto que se puede pensar en acontecimientos traumáticos dentro de una guerra en niños.

El intento por despertar de una recurrente pesadilla.

El sujeto traumatizado que no puede olvidar, ni borrar de su mente las imágenes del espanto, y si lo logra durante el estado de vigilia, esas imágenes reaparecen en sus sueños, nos brinda una importante enseñanza sobre la memoria como imposible olvido.[9]

En los casos de traumatismos, el proceso psíquico de la memoria y el olvido aparecen desvirtuados en su función. La memoria no cumple su labor de vaciar el pensamiento, de enviar al olvido determinados elementos para ser situados en el entramado de la existencia del sujeto, para luego ser nuevamente traídos a la memoria, vía el recuerdo. Si no nos fuera dado olvidar, el pensamiento estaría atiborrado de tal cantidad de material, que resultaría imposible seleccionar lo necesario para operar en la existencia. De la memoria ideal se espera que el sujeto olvide lo que tiene poca importancia y recuerde aquello que en efecto la tiene; más la clínica de la memoria muestra lo contrario: olvidos donde no debería haberlos y recuerdos que mortifican.[10]

Sabemos, a partir de Freud, que la memoria y el olvido no son reductibles a la función cognitiva; la determinación inconsciente participa de tales procesos. Cuando se olvida algo que debería recordarse, o un hecho permanece para siempre sin posibilidad de olvido, tales hechos no se explican, por entero, con el argumento de que se trata de una falla en la función cognitiva. Lo olvidado o siempre recordado está atravesado por los sutiles, pero efectivos, mecanismos del inconsciente.[11]

Bajo esta óptica, el sujeto traumatizado no recuerda, sino que repite, vive nuevamente lo sucedido: es invadido por imágenes, ruidos, sensaciones, sueños de la desgracia.

El elemento más relevante del síndrome de repetición lo constituye el sueño traumático, que repite de manera casi idéntica la escena traumática, llegando a complementarse con pensamientos sobre lo sucedido, con reacciones de sobresalto, determinados por los fenómenos que delimitan la estructura clínica dentro de la cual el síndrome aparece.[12]

La repetición traumática irrumpe principalmente en los sueños que, de forma casi invariable, reproducen el acontecimiento traumático con la intensidad del momento en que tuvo lugar, desplegándolo justo hasta ese momento de confrontación con lo real, para interrumpirlo en el punto donde eso no ha acontecido, antes de que aparezca la falta de reacción que dominó aquel momento.[13]

.Las imágenes y recuerdos recurrentes e involuntarios (flashbacks) llegan a dominar la vida cotidiana del sujeto traumatizado. Surge el temor de que las situaciones traumáticas lo invadan de nuevo, lo dominen y no sepa cómo protegerse de ellas, se ponga a pensar, a recordar la desgracia, y ello a su pesar. Tal es su queja: “[…] sólo se me viene eso a la cabeza […] cuando hablo de eso es como si volviera a sentirlo”.[14]

El sujeto se esfuerza por inscribir el hecho traumático en su historia, encontrarle una lógica, simbolizarlo, hecho que puede tomar la forma de culpabilidad o reivindicación, pero el espanto no se deja olvidar.

Este traumatismo constituye el sufrimiento que viene de afuera, y frente al cual, en principio, resulta difícil imputar una parte de responsabilidad al sujeto, que aparece por el contrario, padeciendo sus efectos. En consecuencia, ¿cómo sostener la implicación del sujeto en los traumatismos que provienen del real: de la guerra, el terrorismo, las catástrofes, el secuestro, las violaciones, el abuso sexual, las agresiones o el maltrato?[15]

El discurso implementado por los colectivos, sus ideales, prohibiciones, semblantes, interpone una barrera protectora entre los sujetos y lo real. Pero en la última década con un aumento de la violencia a nivel mundial y con un aumento significativo de agresiones graves después de la pandemia uno podría preguntarse; ¿Dónde quedaron las organizaciones que se preocupaban por la salud mental de sus ciudadanos?

Finalmente, el suceso traumático envuelve al sujeto; irrumpe en un lugar y un tiempo determinados de su vida, de su historia. Por tal razón, los encargados de la salud mental deberían buscar situar la posición del sujeto antes, durante y después de la situación traumática: las circunstancias que llevaron al sujeto al lugar y al momento donde todo ocurrió, lo que ha sido de su vida después de lo sucedido, qué parte del pasado reciente o lejano reapareció con lo acontecido, qué pensamientos se hicieron presentes en el momento en que todo basculó.[16]

En resumen, saber escuchar.

Conclusiones.

La palabra "trauma", de origen griego, significa "herida" o "laceración". Sigmund Freud desarrolló la teoría psicoanalítica del trauma, refiriéndose a la intensidad de un acontecimiento al que el sujeto no puede responder adecuadamente. El efecto traumático depende de la susceptibilidad del sujeto, las condiciones psicológicas en las que se encuentra en el momento del acontecimiento, las situaciones que no permiten una reacción adecuada y el conflicto psíquico que impide integrar la experiencia. La neurosis traumática puede surgir en el momento del trauma y desarrollarse de diversas formas, como activar una estructura neurótica preexistente o fijar el acontecimiento traumático sin haber tenido una liberación emocional adecuada.

El trauma del nacimiento, según Otto Rank, se refiere a la ruptura de la unidad prenatal en una dualidad, con una exposición a la precariedad de la vida individual que determina una ruptura traumática. Por otro lado, nacer y vivir durante un conflicto bélico también puede producir traumas y consecuencias en las emociones y la salud mental. La guerra, como enfrentamiento organizado de grupos armados, conlleva numerosas consecuencias devastadoras en todos los aspectos de la vida de las personas y las comunidades, desde el político y económico hasta el cultural, social, medioambiental y de salud pública.

En particular, los niños que viven en contextos de guerra enfrentan traumas y consecuencias graves, como trastornos del sueño, ansiedad, depresión, violencia, abusos sexuales, entre otros. La experiencia de vulnerabilidad, peligro e indefensión marca profundamente su psiquismo. Los acontecimientos traumáticos durante la guerra pueden generar síndromes de estrés postraumático, trastornos de la personalidad y graves problemas emocionales y sociales a largo plazo. Es fundamental para los profesionales de la salud mental y la sociedad en general, reconocer y abordar estos traumas, ofreciendo apoyo y tratamiento adecuado a las víctimas para ayudarles a superar sus experiencias traumáticas y recuperar su bienestar emocional y mental.

Referencias.

1-. Diccionario de psicología / Umberto Galimberti / siglo veintiuno ediciones, primera edición en español: 2002.

2., https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/23382/3-8301-PB.pdf?sequence=1

3-. Peña Galbán, Liuba Yamila, Espíndola Artola, Arnaldo, Cardoso Hernández, Jorge, & González Hidalgo, Tomás. (2007). La guerra como desastre. Sus consecuencias psicológicas. Humanidades Médicas, 7(3) Recuperado en 28 de marzo de 2024, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-81202007000300005&lng=es&tlng=es.

 

 

 



[1] Diccionario de psicología / Umberto Galimberti / siglo veintiuno ediciones, primera edición en español: 2002.

[2] Peña Galbán, Liuba Yamila, Espíndola Artola, Arnaldo, Cardoso Hernández, Jorge, & González Hidalgo, Tomás. (2007). La guerra como desastre. Sus consecuencias psicológicas. Humanidades Médicas, 7(3) Recuperado en 28 de marzo de 2024, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-81202007000300005&lng=es&tlng=es.

[3] Ídem 2.

[4] Ídem 3.

[5] Ídem 4.

[6] Ídem 5

[7] Ídem 6.

[8] Ídem 7.

[9] https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/23382/3-8301-PB.pdf?sequence=1

[10] Ídem 8.

[11] Ídem 9.

[12] Ídem  10.

[13] Ídem 12.

[14] Ídem 13.

[15] Ídem 14.

[16] Ídem 15.




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