El susurro del alma - Nuestra moto

 





Sentada detrás de él en la moto, siento el viento acariciar mi rostro mientras recorremos las calles iluminadas por la luna. Son tiempo difíciles. Economía inestable, delincuencia, muerte, despidos, moral y ética distorsionada, redadas, bajo nivel de empleo, divorcios, mucha emigración, un estado ausente del ciudadano, una extraña condición en el comercio donde el cliente NO TIENE LA RAZON, muertes post pandemia,  y mucha intensidad de la tristeza en el diario vivir.

Sus brazos fuertes agarran el manubrio con fuerza, con vitalidad, con motivación, con ímpetu,  brindándome seguridad en medio de la noche. Cierro los ojos por un instante y me dejo llevar por la sensación de libertad que me brinda esta aventura. Voy detrás del piloto. Voy detrás de mi amor.  

Con los ojos cerrados pienso en esos pequeños destellos de mi infancia donde la tristeza y la sensación de inseguridad no era tan intensa. Recuerdo que mis responsabilidades eran muy pocas. Tenía que tomar desayuno, ir a la escuela, estudiar, jugar, devolverme a casa, rehacer mi cama, ordenar mi cuarto, almorzar, repasar las materias, ayudar a mi mamá en algunos quehaceres y finalmente jugar con mis amigas del barrio hasta largas horas de la noche.

Recuerdo la cara de tristeza de mi padre y madre todos los días. Probablemente por problemas económicos y que no han cambiado en los últimos treinta años. Lo que significa además que los políticos como mejor gestión solo saben mentir. Y robar. O, demoran demasiado en los cambios sociales y los relacionados con justicia.

Los únicos momentos en que los veía sonreír era cuando íbamos a la playa, al cine o en alguna fiesta donde todos terminaban mareados por el alcohol. Esos momentos de alegría eran atesorados de tal manera que en cualquier conversación o reunión salían a colación.

Nos deslizamos por carreteras sinuosas, rodeados por la oscuridad y el silencio, solo interrumpido por el rugido del motor. Cada curva, cada giro, me hace sentir más cerca de él, como si nuestros corazones latieran al unísono.

¿Por qué me enamore?. Fundamentalmente porque me acompaña. Porque es fiel – de momento- , porque se puede confiar en él, es amable, íntegro, moral, tiene sentido del humor, es inteligente, tiene  pasión, confianza en sí mismo, es generoso, me escucha, es romántico – a su modo-, es  bueno en la cama, saber cocinar, limpiar y podría tener un buen potencial financiero. Pero de momento está sin trabajo. Lleva dos años sin un trabajo estable.

Por las mañanas se levanta muy temprano. Revisa las redes sociales. Fuma un cigarro y se toma como tres tazas de café. Lo miro a los ojos y trato de decirle con mi mirada que todo estará bien. Pero sus ojos transmiten angustia, miedo, mucho dolor. Tal vez porque piensa que en cualquier momento lo dejaré. Por el solo hecho de no tener un trabajo estable.

Esto le pesa a un hombre. Un hombre sin trabajo es un hombre triste, melancólico, que si no se le atiende pueden caer en depresión, tienen en su ADN esa fibra que los conecta con el trabajo. Tal vez sean los años de esa carga genética en su cerebro de que ellos están para mantenernos y entregarnos seguridad a través de un buen trabajo. O de proveernos constantemente. Y no lo culpo. La sociedad se ha construido de esa manera.

Pero por el siento mucho más que ese deseo de tener un castillo lleno de garantías. Por el siento mucho amor. Porque su corazón es bueno, noble y aguerrido. Jamás ha cometido algún acto inmoral. De hecho ha perdido trabajos por que la corrupción lo ha querido atrapar. Varias veces me ha dicho: prefiero estar cesante, sin trabajo formal,  que cometer actos ilícitos. Y eso lo respeto. Aunque a veces nos falte; lo respeto. Y lo respeto con el alma. Con mi cuerpo. Con mi existir. Porque habla de un hombre íntegro. Habla de un hombre real.

Después que no encuentra algo o alguna oportunidad laboral le digo que lo siga intentando. Que siga perseverando. Que yo estoy ahí y aquí para él. Para nosotros. Para lo que venga.

Él sonríe. Es una sonrisa muy bella. Extraña pero bella. Porque esconde alegría y dolor.

Tonta no soy. Sé cómo funciona la economía. Esta fluctúa. Cambia, evoluciona para bien o para mal. Pero lo que no debe cambiar jamás es la  bondad de un ser humano. Y a mi amor le sobra hasta para regalar.

Después que no encuentra algo o alguna oportunidad laboral le digo que así funcionan los ciclos económicos. Un dia estas arriba otro dia abajo – le recalco-

Tonta no soy. Sé cómo funciona la economía. Sé cómo a las grandes organizaciones no les importa el recurso humano. Solo les importa la producción. Sé cómo los engañan diciéndoles que son una familia. Mientras que la verdadera familia es la que come alegrías y tristezas pero fundamentalmente construye esperanza.

Los trabajos actuales no son una familia y jamás han construido esperanza en sus colaboradores. Solo los exprimen hasta verlos caer y no les sirven. Después los expulsan o botan de los trabajos.  Total, como dicen ellos; mientras usted se queja y no quiere trabajar hay un montón de personas que desearían su puesto de trabajo.

Lo abrazo con más fuerza mientras seguimos nuestro viaje. Porque,  que no haya trabajo para el no significa que el no valga.

A lo lejos, veo las luces de la ciudad destellando como estrellas en el horizonte. Es un recordatorio de que, aunque estemos solos en la carretera, estamos rodeados por la belleza y la magia del mundo que nos rodea.

Él se inclina ligeramente en las curvas, guiando la moto con maestría, y yo me inclino con él, siguiendo su movimiento como si fuéramos uno solo. Es un baile sincronizado, una danza de amor y confianza en la que ambos nos entregamos por completo.

Finalmente, llegamos a nuestro destino, un mirador en lo alto de la colina. Apaga el motor y nos quedamos allí, abrazados, contemplando las luces de la ciudad que se extienden ante nosotros como un mar de destellos.

En ese momento, sé que no importa a dónde nos lleve el camino, mientras estemos juntos, cada viaje será una aventura, cada momento será una historia de amor que contar.

Cada momento será un instante bello que espero recordar en esta y si es posible en otra vida.

Porque él es mi amor.

Porque de el mi alma se nutre.

Por que por el sentí amor.

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