Del libro: Refranes, reflexiones y refritos. Chapter 7 - "A palabras necias, oídos sordos" – Cuidado, hoy, hay gente que cree mas en los necios ubicandose en una interesante escala de idiotismo.

 


La frase "A palabras necias, oídos sordos" es un refrán que ha perdurado en el tiempo por su relevancia en la vida cotidiana. Esta expresión resalta la importancia de no prestar atención a comentarios sin sentido, críticas destructivas o chismes irrelevantes.

En el tejido social actual, donde las opiniones pueden ser abundantes y a menudo carecen de fundamentos sólidos, esta frase adquiere un significado poderoso. Nos invita a discernir, a ser selectivos con aquello a lo que prestamos atención. No todas las palabras merecen ser escuchadas ni todas las opiniones merecen ser tomadas en consideración.

Al adoptar esta actitud, cultivamos nuestra fortaleza emocional y nuestra capacidad para mantenernos centrados en lo que realmente importa. Nos permite preservar nuestra paz interior, evitando ser perturbados por comentarios hirientes o críticas vacías que no contribuyen a nuestro crecimiento personal o a nuestras metas.

El refrán nos insta a enfocarnos en lo esencial, en aquello que tiene valor y significado para nosotros. Nos desafía a desarrollar un sentido crítico, a ser conscientes de cuáles opiniones merecen nuestra atención y cuáles no.

Sin embargo, es importante notar que esta actitud no implica cerrarse completamente a la retroalimentación constructiva o a diferentes perspectivas. Más bien, se trata de discernir entre lo que es útil y lo que es perjudicial para nuestro crecimiento personal y emocional.

En un mundo lleno de ruido y opiniones diversas, la habilidad de mantener "oídos sordos" a palabras inútiles se convierte en una herramienta invaluable para preservar nuestra paz mental y para mantenernos enfocados en nuestros propósitos y objetivos.

Sin embargo, la permeabilidad de “los oídos sordos” ante cualquier chisme, opinión mal lograda, o directamente ofensa, las distorsiones de  la información, las distorsiones de la comunicación, las distorsiones de teorías del pasado,  y las distorsiones del lenguaje han hecho que cada vez más “las palabras necias” cobren mayor importancia sin ninguna fundamento lógico o real pero de todas formas dañino para alguien o la sociedad. ¿Porque?

Tal vez porque nuestro nivel educativo no ha sido suficiente. Tal vez porque estamos sufriendo de idiotismo, tal vez porque las redes sociales no ayudan mucho, o tal vez porque nos quieren idiotas. ¿Para qué?

Para que alguien supuestamente más inteligente agarre la pluma de la realidad y la construya a su imagen y semejanza. O tal vez, esto se viene gestando hace años para que dejemos de pensar y las inteligencias artificiales piensen por nosotros.

 Los productores de “palabras necias” por ejemplo, han creado  el llamado “funar” o sencillamente desacreditar, expone a alguien al escarnio público por medio de las Redes Sociales o de otra forma. Valdría preguntarse muchas cosas. Entre ellas:

-       ¿Quién funa presenta una preparación educativa significativa?

-       ¿Quién funa logra manejar el lenguaje en el sentido que el lenguaje es la manifestación menos violenta- o por lo menos debería serlo- para la expresión de lo que llevamos dentro (emociones)?

-       ¿Quién funa sabrá que también ocupa alguna coordenada ideológica?

-       ¿Quién funa sabrá que su conocimiento también es finito?

-        ¿Quién funa sabrá que también es esclavo(a) de sus propios miedos?

-       ¿Quién funa sabrá que su pensamiento esta distorsionado al creer que la cantidad y solo la cantidad es un valor para encontrar una supuesta verdad?

De otro modo, quien funa o quienes funan o quienes desacreditan manifiestan una pueril y preocupante forma de manifestarse al creer que son dueños o que han leído la “realidad” en su totalidad. De todas formas aun no conozco a alguien que haya podido leer la realidad en un segundo. Ni más ni menos de algún tiempo y espacio. Algunos dicen que dios puede hacer esto. Pero, ¿Dónde está? Para que seamos guiados y seamos mejores constructores de la aventura llamada vida.

            La frase "A palabras necias, oídos sordos" nos ubica entonces en un lugar de la historia humana donde el chisme, los presagios, las ideas sin fundamentos, el idiotismo y la idiotez nos ubiquen en un lugar de la “realidad” poco fecundo que más bien ayudara a destruir que a crear.

No hay que olvidar que vinimos a cultivar la sabiduría, a filtrar la información que recibimos, a potenciarnos y a potenciar a los demás, a crecer, a evolucionar, y no a sabotear minuto a minuto a todos como una jauría de animales salvajes o bestias sin más objetivo que ver derramar sangre.

Y sin sentido. Porque podría haberse evitado.




 

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