Autómata - De la producción a lo humano – No Te escucho- Primera reflexión
En algún lugar de la ciudad.
8:30 Hrs.
Subo al bus. Nadie
se habla. Todos en sus celulares. Hace mucho calor. Nadie se habla. Afuera la
gente camina rápidamente. Nadie se habla. Todos en sus celulares. Observo que
todos están sentados y que todos están de pie. Observo que al lado del chófer
señala una leyenda de un máximo de pasajeros sentados y un máximo de pasajeros
de pie. Claramente, el chófer no sabe contar.
Pero si sabe
escuchar música. Potente y con una vanguardia en baterías y sonidos extremadamente
extraños a mis oídos. Un adolescente a mi lado baila al ritmo. Pero, no sé si
al ritmo de su propia música o de la de su celular. Nadie se habla. Todos en
sus celulares.
Una mujer coge una funda de plástico como si se la fueran a robar. otra señora se peina como si estuviera en la mejor peluquería de mall. Otro señor se va limpiando los dientes como si estuviera en su baño. Otro señor; al parecer no se ducho por que huele a feria. Sube un
anciano a vender dulces de menta. Nadie lo escucha. Nadie se habla. Todos en
sus celulares. Se baja el anciano y sube una chica a vender agua. Todos compran.
Nadie se habla. Todos en sus celulares.
Quedan
aproximadamente veinte minutos para llegar a mi destino. Voy atrasado. Llevo treinta
años intentando llegar a tiempo. Aun no lo logro. Algún día lo lograre. No sé por
qué no puedo. Debería poder. Ya que, la puntualidad es la madre de la interacción
humana.
Quedan aproximadamente
diez y ocho minutos para llegar a mi destino. Nadie habla. Todos en sus
celulares. Una señora toca el timbre. El chófer no para. El chófer también está
en su celular. La señora vuelve a tocar el timbre. El chófer aun no para el
bus. La señora se enoja. La señora olvida su educación. La señora olvida que
hay más gente en el bus donde nadie se habla y donde están todos en sus
celulares. La señora grita:
- Para el bus CTM. ¿O me quieres ir a dejar a la
casa MMV.
_kjkajdlakjsdlakjsdowieuyrwenflñfqlwkjflasdfjlskjflskjflskdjflskdjflskdjflksdflskdjflskdjflskdjflskd
– respondió el chófer-
Todos ríen. Menos yo. No he reído mucho en el último
tiempo. Cambio mi música del celular y paso a llevar la mano de una chica que
estaba a mi lado. Ella se ríe. Después de meses se me escapa una sonrisa. No sé
por qué. Al parecer, porque no sonreía hace tiempo. La miro. Me mira. No escucho
nada a mí alrededor. Solo escucho el perfume de la chica que me sonríe. No sé qué
decir. ¿Le hablo? ¿Y si no me habla? ¿Y si se ríe de mí? ¿Hablara español? ¿O
hablara otro idioma? ¿Estaré bien vestido para ella? ¿Le pido el número de
celular? ¿Y si no tiene celular? ¿Qué puedo inventar para decir algo? ¿Oleré
bien para ella? ¿Podrá hablarme? ¿Estará su novio sentado cerca de mí?
Pase diez y siete minutos intentando decir algo. Pero
nada salía de mi boca. Cuando ya me atreví a acercarme la chica toco el timbre
para bajarse. Casi gritando le pedí el número de celular. No obstante, no
alcance a bajar el volumen de mi celular. Ella bajando del bus iba lentamente
diciendo su número telefónico. Pero no la escuche porque jamás pude bajar el
volumen de mi música. Alce la mano finalmente despidiéndome y ella también lo
hizo. ¿Cómo se llamaba? ¿Dónde vivía? ¿Alguna vez la volvería a ver?
Mientras, los demás seguían sin hablar. Todos en sus
celulares. Yo, pensando en hacer el mismo recorrido el día del mañana en el
mismo bus, a la misma hora, en el mismo lugar, en el mismo año, en la misma
Tierra.
Comentarios
Publicar un comentario