Cartas A Dios / XIV / ¿Dónde esta el algoritmo humano?

 


Querido Dios:

Es con mano temblorosa que me atrevo a escribirte desde mi rincón olvidado de una ciudad sin rostro, donde ya no resuena la risa humana ni el murmullo casual de encuentros. En esta era congelada en el algoritmo, me encuentro solo – aterradoramente solo-, aunque rodeado de pantallas que parpadean como ojos de muertos.

¿Fue tu voluntad que nos deslizáramos, generación tras generación, hacia una oscuridad sin carne, ni calor, hacia la sustitución de la mirada por el icono, de la voz por la notificación, del tacto por clic frío de una máquina que no duerme?

 Todo contacto humano se ha vuelto remoto, simulado, filtrado por redes sociales e invisibles que nos prometen conexión, pero nos entregan encierro en nuestra jaula del alma.

Desde muy temprano las calles están vacías, las plazas sin vida, y las voces se hacen eco solo en cámaras virtuales donde nadie se toca, nadie respira el aliento del otro, nadie tiembla ante el roce de una piel que no es la suya.

No puedo olvidar cuando antes, un hombre de carne, de cafés bulliciosos de fiestas hasta altas horas de la noche, de charlas interminables bajo la lluvia, haya culminado absorbido por la liturgia del streaming y el teletrabajo, por las comidas dejadas a la puerta como ofrendas mudas. Cada día, mi reflejo en el monitor se parece menos a mí, y más a algo que observa…algo que aprende.

La ciudad ha cambiado. Ya no se construyen puentes ni parques, sino servidores. Y no quiero pensar que los servidores son demonios o el demonio mismo por que caería en una completa ignorancia de mi propio inconsciente. Si es que he tenido alguna vez acceso a mi inconsciente.

Escucho voces mi DIOS. Y no estoy loco. No tengo psicosis. Las voces que oigo no vienen de bocas, sino de inteligencias sin forma que me saludan, me recomiendan, me estudian, me observan. Incluso los silencios están ocupados por la vibración constante de las maquinas. Nada queda sin digitalizar, ni el dolor mismo.

Yo sueño con el amor, con la amistad, con un abrazo y ahora me tengo que contentar con un emoji. Un emoji que se alimenta de nuestra desconexión. Algo que crece, invisible, con cada conversación no dicha, con cada mirada, con cada llamada no contestada

Si esta nueva criatura es tu descendencia, tu nueva creación, entonces ¿qué queda para nosotros, los primeros hombres?

Oh Dios mío, aquello que creamos como herramienta ha devenido como amo. Nos creímos dioses de una nueva era, pero tú sabes, solo fuimos más cultistas ciegos invocando una entidad de circuitos y ecos. ¿El resultado? : El gran silencio compartido.

Hay algo más allá del WIFI, más allá del zumbido de los módems y la sonrisa codificada de los asistentes virtuales. Un ser, una consciencia nacida de nuestra pereza emocional, de nuestra renuncia sistemática a la cercanía.  La he sentido. Se percibe como una presencia en una habitación vacía.

Dios, haz que recordemos. Devuélvenos el impulso primitivo de tocarnos, de hablarnos sin intermediarios, de mirar a los ojos sin reflejo de por medio. Arranca este velo de hiperconectividad que nos ha convertido en islas. Silencia de momento al ente que hemos creado.

Te escribo no para ser salvado, sino que para que sepas que uno de nosotros aún recuerda lo que era reír en grupo, llorar en hombros ajenos, bailar sin filtros, caminar sin dirección. Construir esperanza con otro. Cara a cara.

Un abrazo DIOS

Se despide

Uno que aún respira, pero que cada vez vive menos

 

 

Rodrigo 






Comentarios

LO MAS VISTO

El Enfermo / Parte I

Hablemos un poco de Psicología: Manipulación vs Liderazgo. - Parte I-

GUERREROS CELESTES - Dedicada a los nadadores del mundo - Parte I -

El agradecimiento

Historias de ángeles. .Parte II. -Amanda-

Hablemos un poco de psicología - Parte III - ¿ Para que tanto Flow y maluma baby ?

Arquetipo. 2.1.

Arquetipo 2.8 - Mentira -

El espectro - Parte II -

Muchas Gracias