Azrael y Las Mentes Eternas / Tomas Moro

 




Por más estudios que tenga un ser humano jamás logrará igualar las mentes obtusas.  Por más conocimientos que maneje un ser humano jamás lograra domar la violencia de ciertas mentes. Por más humilde que sea un ser humano frente a todo su conocimiento jamás podrá compartirlo para el bien de la sociedad porque siempre un ser humano desconfiara incluso de un futuro prometedor. Por más esfuerzos que haga una gran mente siempre chocara contra otra gran mente que quiere que se haga lo que ella quiere. No hay intermedios. Solo directivas y consignas de una mente egoísta y miserable.

Mi algún dia amigo Enrique VIII hoy se presentaba como mi gran enemigo. Y solo por un capricho. Enrique VIII, humanista y conocedor de ciencias eclesiásticas, educado por Jhon Skelton, amante de la literatura, la música, las lenguas latín y griego, teólogo, enemigo de Martin Lutero, defensor de la ciencia, medicina y la ingeniería militar, era quien acabaría con mi vida en el planeta Tierra. Y solo por no estar de acuerdo con su divorcio.

Pero mi postura era aún más profunda: “Dios es un solo. No son muchos Dioses”,  como pensaba Enrique VIII. Increíblemente, mi muerte se produciría por disentir. Por disentir, pero que idiotez más grande. De todas formas disentir es clave para construir. Disentir no es sinónimo de traición. Aunque para un mente pequeña lo fuere merece el respeto del espacio donde algo que no es claro puede llegar a serlo.

He sido  juzgado por traición en Westminster Hall. He sido juzgado sin decir nada. He sido juzgado a través de mi silencio. Hoy es 5 de julio de 1535. Mañana es el dia de la ejecución en la guillotina. Moriré decapitado. Según entiendo no se siente dolor. Pero no me da miedo morir. Me da miedo que por disentir este sufriendo las últimas horas de vida.

Intento dormir. Ya es de noche. Mi vela está a punto de desaparecer con las sombras y la oscuridad. Se apaga. No veo nada. Pero extrañamente se vuelve a encender. Con otra vela aparece un hombre. O un Ángel. O un hombre disfrazado. No logro establecer que es. Pero logra iluminar mi último lecho. Se acerca más. Se presenta:

-       Hola Tomas. Soy Azrael – me dice con una voz profunda y tranquila.

-       Hola – contesté un poco intrigado-

-       ¿Estás listo Tomas?

-       ¿Para qué?

-       Para partir al otro mundo o escaparte.

-       ¿al otro mundo?

-       Mañana mueres Tomas. O puedes escapar con mi ayuda.

-       ¿Escapar? Jamás. No soy un cobarde.

-       Lo sé. Pero una mente tan brillante como la tuya no merece una muerte tan ordinaria, visceral y sin sentido como a la que fuiste condenado.

-       ¿sabes porque fui condenado?

-       Lo se Tomas. Lo sé.

-       ¿Quién eres?

-       Azrael. Y te voy a acompañar en tu escape o en tu condena final.

-       ¿Qué eres?

-       Algunos me conocen como Ángel guardián, Ángel protector, Guardián celestial, Ser tutelar, Ser protector, Ángel de la guarda, Espíritu guardián, Ángel custodio, Ángel vigilante, Guardián espiritual, Arcángel protector, Ser celestial, Guardián divino, Guardián astral, Ángel tutelar, Ser espiritual, Ser de luz, Guía espiritual, Ángel salvador o Protector ancestral.

-       ¿Qué haces aquí?

-       Vengo a protegerte y, a que tomes la mejor decisión. Porque una mente tan brillante como la tuya no merece una muerte tan ordinaria, visceral y sin sentido como a la que fuiste condenado.

-       ¿Eres un enviado de Dios?

-       Sí.

-       ¿Dios existe?

-       Sí.

-       ¿Dónde está?

-       Desde la cuarta dimensión hasta la onceava dimensión.

-       ¿Por qué Enrique VIII no logra conectarse con Dios?

-       Porque él está en otra dimensión mucho más pueril. El cree ser Dios. Y Dios no permite esos juegos. La vida no es un juego.

-       ¿Qué es la vida Azrael?

-       Un lapsus en el espacio y tiempo donde debes dejar alguna herencia para los que vienen.

-       Como mi obra Utopia.

-       Así es Tomas. Como tu obra Utopia.

-       Pero Azrael: Tan difícil es creer en que la propiedad privada no debería existir y que los v que los bienes deben ser compartidos de manera equitativa entre los ciudadanos, tan difícil es creer en que la sociedad debe estar gobernada por un sistema democrático y justo, en el que los líderes deben ser elegidos por votación y limitaciones, tan difícil es creer en que los cargos públicos deben estar ocupados por personas sabias y virtuosas, tan difícil es creer en que la educación debe ser universal, en que cada ser humano debe tener la oportunidad de elegir su ocupación, en que no deben existir jerarquías laborales, tan difícil es creer en que puedes elegir cualquier religión sin que ninguna dañe a la otra, tan difícil es creer en que hay que luchar constantemente contra la injusticia, la corrupción, la injusticia social, la pobreza, la guerra, el sistema judicial y la religión institucionalizada.

-       Entiendo.

-       Azrael, ¿conoces la vida en otros tiempos?

-       Sí.

-       Es decir, has viajado a través del tiempo y el espacio.

-       Sí. Ahí habita Dios.

-       Azrael. ¿mis obras, ideas, pensamientos, interpretaciones, análisis,  trascenderán el tiempo y el espacio?

-       Si Tomas. Así es.

-       Es decir, ¿que mis obras, ideas, pensamientos, interpretaciones, análisis y otras creaciones propias habitaran donde habita Dios?

-       Eso es correcto.

-       Entonces no quiero escapar. Quiero afrontar mi muerte.

-       No es necesario Tomas. Aun estas a tiempo de escapar.

-       No Azrael. Si escapo seré recordado por el escape más que por mi enfrentamiento. Y es este enfrentamiento lo que permitirá cristalizar más allá de mi nombre mis ideas que pude crear en esta dimensión.

-       Aun estas a tiempo Tomas. Serán solo interpretaciones de la masa, de la multitud, de la gente, de la masa social, del común de la gente.

-       Y es importante Azrael. Se llama sentido común. Que aunque no es letrado marca la vida de un ser humano en la sociedad.

-       Los recuerdos tambien lo hacen Tomas. Y los recuerdos tambien se transforman.

-       De todas formas quiero enfrentar mi muerte.

-       Que así sea Tomas. Que así sea.

 

Tomas desde la madrugada hasta el amanecer prosiguió escribiendo. Aunque le habían negado cualquier artificio para crear procure abastecerlo de los objetos necesarios para escribir. Se detuvo solo cuando su verdugo llego a la celda y le grito: “Tomas Moro, prepárate. En un minuto te llevo”.

Tomas tomo sus últimos escritos. Me pidió que los guardara. Que se los entregara a Dios me encargo. Me pidió que no leyera nada hasta después de su muerte. Le prometí que lo haría. Me pidió treinta segundos de soledad. Creo que rezo. El verdugo llego. Lo acompañe todo el trayecto. Tomas no derramo ninguna lágrima. Lo veía confiado. Tal vez porque toda alma en su lecho de muerte o antes de morir o antes de pasar a otra dimensión debería ser acompañado. Y eso era lo que estaba haciendo con Tomas. Acompañándolo.

Era el 6 de julio de 1535 en Tower Hill. Sus últimas palabras a su verdugo y a sí mismo fueron mientras colocaba su larga barba gris cuidadosamente lejos de la tabla de cortar y dijo que ciertamente esta no había cometido ninguna traición y que no merecía ser cortada

 Sus últimas palabras a los espectadores fueron "Muero como buen servidor del rey, pero primero de Dios"

Tomas había partido de este mundo. Fue ahí que leí solo una página de los que había escrito. Decía: “Todo por los demás”

Ya a mi lado, Tomas dijo:

-       Leíste algo de lo que te entregue – pregunto con una pequeña sonrisa-

-       Sí. Solo un poco. ¿estás listo Tomas?

-       Siempre Azrael. Siempre.

-       Vamos entonces.

-       Vamos…

-      






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