Cartas A Dios: VI - Sin Luz
Dios:
La luz se desvanece día a día
ante nuestros ojos. Y, simbólicamente y literalmente la luz ha dejado de
iluminar nuestras mentes, almas y espíritu. Cada día nos perdemos y nos sumimos
en nuestros más reflexivos pensamientos. Que incluso a veces a través del recurso de la desesperación, nos recuerda lo poco que hacemos por muchos. Asunto que a muy pocos les preocupa, en una selva sin sentido donde el rey es posesionado sin ningún fundamento en un reino inexistente para la dimensión terrenal.
En la oscuridad, siempre
inquietante, reflexiono sobre la fragilidad del existir y la interconexión entre
todas las cosas. Será que; ¿en la oscuridad se forjan las conexiones más
profundas , será que; ¿en la oscuridad es de donde se nos devuelve lo que nunca
cerramos, entendimos, o sencillamente le dimos la espalda?, será que; ¿en la
oscuridad se concentra y cocina lo que pospusimos por años?, será que; ¿en la
oscuridad divagan los fantasmas que necesitan ser guiados a su nueva dimensión a
través de la aceptación?
La luz normalmente guía. La luz
es un reflejo de lo que anhelamos. La luz normalmente genera alegría. La luz
normalmente alumbra y desconecta algún vínculo macabro con la incertidumbre. Pero,
¿la ausencia del brillo de la luz
también podría será un velo que oculta lo esencialmente humano?
La noche esta en silencio. Muchas noches comienzan a cantar en silencio. Hoy es una de ellas. Hoy ese
silencio contamina la esperanza. Pero, el silencio y la falta de luz también es
un recordatorio para no perder la belleza de las cosas simples. De la belleza
de la calma. De la belleza de observar la naturaleza en su majestad sin la compañía
de nada más que de ella misma.
La oscuridad, la noche, el
silencio y la incertidumbre con su suave mano me empujan a mirar hacia adentro.
Al intento de encontrar en ese espacio si realmente mi existencia arde o arderá ante lo
desconocido.
Pienso mi querido Dios, que la iluminación no
proviene de fuentes externas sino que de fuentes internas. y pienso que esa fuente arde en cada uno
de nosotros.
No olvidemos y ayúdame a no olvidar querido Dios, que la oscuridad me sirva de guía,
recordándome que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una chispa de
esperanza que espera ser avivada.
con aprecio
Rodrigo
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