Cartas a Dios : IV - ¿El apocalipsis?
Apreciado Dios:
Actualmente estoy inmerso en
un conjunto de señales que no logro entender. Pero puedo observar y sentir como
se desborda la raza humana como un rio que ha olvidado su cauce.
Después de la pandemia
mundial algo deberíamos haber aprendido. Pero al parecer, no aprendimos mucho. Nuestro
diario vivir se está caracterizando por acontecimientos que evocan las peores
visiones de un apocalipsis que tantas veces hemos explorado en la literatura,
en la imaginación y en nuestra mentes.
En muchas partes de nuestro
planeta, ciertas señales se han multiplicado. La naturaleza, que diariamente nos
recuerda su poder, desata tormentas y consecuencias nefastas para nuestra raza.
Existe mucha tensión geopolítica, crisis económicas más desinformación en los
medios a la orden del día, que se entretejen con el tejido social que parece
prefigurar un final o destino terrorífico.
¿Nuestras vidas están predestinadas?
¿Tienes tú el poder o la fuerza superior para manejar los hilos de la
humanidad? ¿O solo hemos confundido el libre albedrío pretendiendo manejar un
dios interno que nos encanta exteriorizar? ¿Existe un logos? ¿Existe un orden
racional que guía el universo? ¿Somos verdaderamente capitanes de nuestro
propio barco y por una cuestión humana te culpamos de nuestras propias
elecciones? ¿Es el caos una revelación o un final? ¿Somos parte de una gran profecía
auto cumplida inconsciente?
¿Podría ser el apocalipsis, quizás,
solo otra forma de revelación? ¿Será que como raza vislumbramos los
acontecimientos de mejor manera en la oscuridad? ¿Será que en nuestra infinita
capacidad de creación y destrucción encontremos un nuevo rumbo?
Te escribo para pedirte que
ilumines nuestras mentes y corazones en medio de la tempestad. Que la
literatura, la conciencia, la filosofía y la búsqueda de la verdad nos guíen a
un entendimiento más profundo del todo y de lo único.
De tener al apocalipsis en
la puerta de nuestras casas, donde solo se pueda correr o resguardarse a través de las ideas y de los pensamientos más no del cuerpo, te pido que no solo sea un final sino que más bien sea un
umbral hacia una existencia renovada, donde la compasión y el entendimiento
prevalezcan sobre el miedo.
Pon en nuestros ojos siquiera por un minuto lo que hemos creado y danos el don de la conciencia para detener nuestros propios fracasos, acciones y detener el paso de las sombras y la muerte.
Un abrazo
Rodrigo
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