La música y el viaje – Parte I-
De los
primeros años de mi vida y de mi conciencia, recuerdo imágenes. Pero estas no
están solas. Siempre van acompañadas de música. Sin música no puedo tener imágenes,
ni pensamientos, menos recuerdos. Un sonido, una armonía, acordes, un compás, me
hacen viajar y perderme en lo cotidiano, lo ordinario, lo normal, lo que hay
que hacer, lo que hay que completar, lo que hay que responder, lo que hay
que decir, lo que hay que señalar, lo que hay que respirar, lo que hay que
entregar, lo que hay que cumplir, lo que hay que escribir, lo que hay que
sentir, lo que hay que cobrar, lo que hay que recuperar, lo que hay que
administrar, lo que hay que pagar.
La música
escapa a todo lo anterior. Yo tengo dos vicios que no me puedo quitar. El cigarrillo
y la música. El primero me llevara seguramente a la tumba. Pero el segundo me
llevara a la tumba en un tobogán encantador, placentero, seguro, lleno de altos
y bajos acompañados de un túnel multicolor que me indicara mi nuevo paradero. ¿El
cielo? ¿El purgatorio? El infierno? ¿Acaso existen?
Me
encantaría perderme entre la luz y una nota musical o entre una sombra y una
nota musical que vibrara más allá de la piel. Llegue al cielo, al purgatorio o
al infierno será con música.
¿Y
si caigo eternamente a un vacío sin fondo? Comenzare a cantar. Comenzare a
rellenar mi alma con los sonidos que mi cuerpo dejo como referente de una vida
que si o si, valió la pena.
Alguna
vez de niño sufrí accidentes. Y la música nunca falto. Pero era música que no provenía
de afuera. Era música que se instalaba desde adentro y salía. Desde adentro
hacia afuera. Nunca al revés.
Alguna
vez de adulto sufrí un gran accidente que me hizo quedar inconsciente. En ese
estado la música tampoco se fue. Al contrario, se exacerbo. Escuchaba un sonido
todo el lapsus que estuve inconsciente. Era un Re. Que se sostenía sin pausa. Que
subía de volumen y bajaba. Pero era constante. ¿Será que el universo suena en
esa nota? ¿En Re? ¿Sera que mi universo suena en Re? ¿Qué nota tiene tu
universo? ¿Es un do, re, mi fa, sol la, si, do?
Cuando
Salí del estado inconsciente escuchaba un sol. ¿Un sol? Sí. Un sol. De eso han
pasado más de veinte años. ¿Por qué me lo pregunto ahora? Porque dadas las condiciones
de nuestras vidas en la actualidad es interesante recordar. Y si es con música mucho
mejor. ¿Por qué?
Según
la ciencia, el último sentido que se muere es el del oído . Por tanto, espero no
olvidar mientras muera alguna melodía que me lleve… donde sea…porque seguiré
cantando. O murmurando alguna melodía. Alguna canción. Algún grito de
esperanza.
Mientras
me muera, me encantaría que la percepción se distorsionara mucho más de lo común
y logrará una sensación de velocidad
y me sacudiera para comenzar a tocar con
mis manos los límites y la frontera de lo real. O de lo irreal. ¿Quién sabe?
Me
encantaría perderme entre la luz y una nota musical para conectarme interdimensionalmente con la vibración del
otro.
No
puedo dormir ciertas noches porque las armonías inundan mi cabeza y mis
pensamientos se transforman en música.
Existen
momentos incluso que tengo que levantarme y generar con mi voz la armonía que
invade mi mente.
No
me molesta.
Me
encanta.
Porque
desconozco de donde viene.
Desconozco
si es de adentro o de afuera. Pero, considero que es muy de adentro.
Seguramente
viene más de adentro. Pero adentro están los órganos vitales.
¿O
no?
CONTINUARA….
Tu camello vende buen material.
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