Cuentos Cortos de Terror XVI- Averno - Parte V.

 


El príncipe de las tinieblas era un ser sumamente extraño. De un color rojo vivo incandescente,  su color a veces no permitía mirarlo por más de un minuto. El calor era insoportable. Y la sola presencia del muy intimidadora.

            Comenzó hablando en un idioma que no podría definir. Al darse cuenta que no entendía lo que decía sentí su voz en mi mente. En mi cabeza. Era una locura. Entendí por primera vez lo que deben sufrir ciertas personas con alucinaciones o ciertas enfermedades mentales  y cuando alguien les habla sin percibir de donde viene la voz.

            El príncipe de las tinieblas también entendió que su forma no era muy confiable por lo que en cosa de tres segundos cambio y se transformó en un ser humano más.

            Vestido totalmente de negro, con unos ojos rojos y un pelo que ardía mientras caminaba dijo con una voz extremadamente profunda:

-       Estamos en peligro. Los mundos deben unirse. Creo que conoces cual es el otro mundo con el que debemos unirnos – preguntó-

-       No lo sé – respondí muy intranquilo.

-       Es el mundo de mi hermano. De Dios. Nuestros mundos deben unirse. La Tierra corre un peligro colosal.

-       ¿Deseas unirte con Dios para defendernos de una amenaza externa?

-       Así es. Solo una vez hemos defendido la Tierra con mi hermano. Eso sucedió hace más de 300.000 años. Fue en la batalla por el portal interdimensional. Donde ganamos nuestra independencia como raza.

-       ¿La batalla por el portal interdimensional?

-       Así es. Fue conocida como la batalla de Adán. La Tierra está alineada a una serie de planetas, universos, dimensiones que en la batalla de Adán logramos cerrar. La Tierra cuenta con una defensa que no permite la entrada de otras civilizaciones que deambulan de extremo a extremo por el universo. No obstante, estamos a 24 horas de que ese equilibrio termine. Una civilización se dirige a la Tierra con el único fin de acabar con ella.

-       ¿Por qué querrían acabar con la Tierra?

-       Por sus recursos, sus seres vivos y sus hijos predilectos: los seres humanos.

-       ¿Nosotros somos sus hijos?

-       Así es. Y nosotros sus guardias.

-       ¿Dios y tú son guardias?

-       Siempre. Y somos guardias interdimensionales. Nuestro deber es cuidar a la raza humana y el resto de los seres vivos.

-       ¿Pero tú eres el malo y Dios es el bueno?

-       Depende.

-       ¿Depende de qué?

-       De lo que entiendas por bueno y malo. No por estar en el lado de las sombras, la muerte y el sufrimiento debería ser el malo. Mi hermano no hace mucho. El solo observa. Yo, por lo menos tengo un rol mucho más activo.

-       ¿Haciendo sufrir y apostando por la muerte?

-        Mi hermano no hace mucho.

-       No entiendo.

-       Quien decide quien muere soy yo. Quien decide quien sufre soy yo. Quien decide acerca de las sombras soy yo. Ahora, ¿Quién te trajo primero a su reino? ¿Acaso fue mi hermano?

-       No. Fuiste tú

-       Mi hermano mientras observa, mientras mueres yo decido si ocurrirá. Mientras mi hermano se dedica a meditar, yo me dedico a realizar acciones concretas. Mientras mi hermano  los ha dejado de lado yo estoy enfrentando la situación. ¿Acaso soy el malo?

-       Ahora no eres el malo. Pero probablemente lo seas.

-       Sobrevivir. Merecemos sobrevivir. Mi hermano no puede vivir sin las sombras como las sombras no serían nada sin la luz.

-       Así ha sido siempre. Pero no me cambies el tema. Eres muy persuasivo.

-       Siempre.

-       Ahora, ¿Qué hago aquí?

-       Debes ir al reino de dios y explicar la información que te estoy entregando  para que nos unamos así como lo hicimos hace 300.000 años.

-       ¿Y por qué no vas tú?

-       No puedo entrar en su reino.

-       ¿y yo sí?

-       Así es.

-       ¿Por qué no puedes entrar en su reino?

-       Moriría. Las energías son distintas en mi reino y en el de él.

-       Otra pregunta.

-       Las que quieras.

-       ¿Cómo afectar el mundo Humano si tu dimensión es distinta a la mía?

-       A través de la fe y la esperanza.

-       ¿Qué es eso?

-       ¿No sabes que es la fe y la esperanza?

-       No. ¿Dónde se encuentra?

-       Tu mundo está en una dimensión que se cruza con el mío y el de  dios. No existe acceso inmediato ni directo con ninguno de los mundos. La única forma de ingresar directamente es cuando tu cuerpo se separa de tu alma. Es decir, cuando mueres. Tu cuerpo queda en la Tierra. Pero tu alma comienza otro viaje. Primero un viaje por todo el universo. Posteriormente se centra en este u otro planeta. Porque los otros planetas de otros sistemas también tiene vida. Donde también existen humanos y otras especies. Por tanto, la muerte es un reinicio, un comienzo nuevo. Y así eternamente viajaras por el universo.

-       No lo puedo creer.

-       Créelo

-       Tengo una duda.

-       Dime

-       Si volvemos a vivir y pasamos de un mundo a otro eternamente: ¿Por qué te preocupa que la Tierra se destruya? Ya que, todo y todos nos volveríamos a re-distribuir por el universo.

-       La respuesta es muy sencilla: La Batalla de Adán genero una serie de cambios no solo en la Tierra sino que también en el universo. Esos mismos cambios si se vuelven a cambiar modificarían de manera negativa las distintas dimensiones.

-       ¿De manera negativa?

-       Sí. De manera negativa. Ustedes los humanos no son los únicos hijos del universo. ¿Conoces la palabra monstruo?

-       Sí. La conozco.

-       Bien. Si la zona negativa se activa son los llamados monstruos los que tomarían las distintas dimensiones.

-       ¿Puedes evitarlo?

-       Solo no puedo. Necesito de mi hermano.

 

El príncipe de las tinieblas se puso de pie. Se acercó a una especie de mueble y saco un cuadrado muy extraño. Era una figura geométrica de un color blanco muy fuerte. La dejo en otro cuadrado de madera y me lo entrego.

-       Llévale eso a mi hermano. Y dile que pese a todo: lo sigo admirando y queriendo.

-       Tu Regalo será entregado. ¿Te puedo hacer otra pregunta?

-       Siempre

-       Si Dios es tu hermano. ¿Quién es el padre de ambos?

-       Muy buena pregunta. Se piensa y se ha pensado que soy un ángel caído y que soy hijo de Dios. Él es mi hermano. Él es el A. Yo soy el B. Nuestro padre es el C. O, yo soy el B, mi hermano el C y nuestro padre el A. depende de donde quieras mirar y entender.

-       Pero, en la biblia salen otras cosas.

-       Acaso fui yo, mi padre o Dios quien escribió la Biblia.

-       No.

-       La respuesta es clara.

-       Otra pregunta.

-       Dime.

-       ¿Tienes madre?

-       Sí.

-       ¿Quién es?

-      

-      

 

 

 

CONTINUARA

 

 

 

 


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