Cosas de Amigo I - Felipe Pizarro.






Hoy tengo cuarenta y dos años. A través de las redes sociales me encontré con un amigo de la infancia hace unas semanas. El encuentro trae memorias, recuerdos. En este caso muy gratos. Que reeditan no solo la historia de mi amigo sino que invitan a recordar quien era uno hace algún tiempo.
Hace treinta años que no lo veo.
Podría decir que tuve una infancia hermosa. Llena de enseñanzas, metáforas, fabulas, leyendas e imaginación. Pero principalmente de tolerancia, sentido de la justicia, sentido de pertenencia, humanismo y fe.
Mi infancia fue compleja. Pero solo cuando salía fuera de casa. Felipe es mi amigo. Debo haber tenido unos once años cuando lo conocí. Corría el año 1987 aproximadamente. Con Felipe siempre conversábamos. Y casi siempre era en su casa o en el bus que nos llevaba a alguna manifestación. En esa época la sociedad chilena era muy reprimida. En todo sentido.  Eran contados los espacios de libertad o creatividad para olvidar la fuerte represión que se sentía en el aire.
            Felipe tenía una gran virtud, su amor a los libros, la libertad, la justicia y la lógica. En algún momento incluso fue acusado de rebelde. Pero la rebeldía también es sinónimo de revolución. La revolución nace de quien no está conforme con lo que vive, piensa, siente, ve y vive. El hombre es un creador.
            En esa época quien no estaba de acuerdo con el régimen era tachado de comunista. Por tanto, chile estaba repleto de comunistas. Ya que, nadie o la gran mayoría no estaban de acuerdo con el régimen. Pero me atrevería decir que era un concepto o acepción mal intencionada y mal usada por aquellos que pensaban que pensar distinto era ser comunista. De hecho, durante años, quien pensaba distinto era tildado de comunista.
            Hablar con Felipe era muy educativo. Hablar con su mama también. La mama de Felipe era el equilibrio hecho sabiduría. Cuando almorzaba en su casa y Felipe comenzaba a hablar su madre siempre guardaba silencio. No obstante, después de eso emitía un juicio que nos hacía reflexionar. La tía era el equilibrio entre lo que estaba bien y lo que estaba mal. La tía con sus breves pero sabias  palabras nos hacía viajar hacia lo permitido, lo prohibido y lo constructivo.
            La tía pese a su vida personal nos enseñó a mí y a Felipe en esos gratos almuerzos a no odiar. Estos principios eran importantes, ya que, nos guiaba con que el cambio es primeramente interno y posteriormente de paz. También, la tía nos enseñaba a cuidarnos. A amar la vida. A valorar cada segundo, minuto, hora, semana, mes y año de nuestras vidas.
Al igual que mis padres, nunca nos enseñaron a odiar. El odio no era parte de nuestro diccionario. Disentir si lo era. Y disentir tenia para nuestras familias una virtud que con los años pudimos aprehender de forma sublime.
            Disentir era para nuestras familias la capacidad de crear, pensar, filosofar, sentir, en resumen sentirse vivo. Una de las conversaciones que recuerdo fue la que un día tuve con Felipe. En un bus. Sin permiso de nuestros padres. A una manifestación. En el centro de Santiago. Esta conversación hablaba de lo siguiente:
-       ¿Qué quieres ser de grande Felipe?
-       Un revolucionario.
-       Si. Está bien. Pero, ¿de qué tipo?
-       Me gustaría ser político o sencillamente dedicarme a lo social. A ayudar. Pienso que ayudar es capital. Quedaran muchos ciudadanos muy apenados, solos, aquejados por miedos después de todo esto que está pasando en Chile.
-       Es importante ayudar. Yo pienso que ayudar es primordial.
-       Tú ayudas mucho Rodrigo. Eres un hombre bondadoso.
-       Tú también amigo eres de gran ayuda. Eres un hombre valiente.
-       Y tu Rodrigo, ¿Qué camino seguirás?
-       Quiero ser doctor. O psicólogo. Pero no para tratar gente enferma. Quiero ayudar a hacer cambios. El cambio,  pienso yo,  parte de uno. De ahí al mundo. Si no cambias nada lo hará. Y tampoco el mundo lo hará. Me gustaría hacer mensajes. No sé, tal vez escritor. O realizar cambios importantes.
-       Sería interesante.
-       Si. Porque si pensamos la vida como que tiene pautas. Patrones. Ciertos programas. Como que siempre es lo mismo. Por ejemplo, nacemos, crecemos, nos desarrollamos, nos reproducimos y morimos. ¿te parece agradable el destino Felipe?
-       Para nada. No creo en el destino. Si creyese en el destino no estaría contigo en este bus. Y nos hubiésemos quedado en casa viendo los Thundercats, los Transformers o G.i. joe.
-       Prefiero tom y Jerry. O bugs bunny.
-       Por cierto. Son más entretenidos. Oye Rodrigo. Dime: te casaras algún día.
-       Ni cagando. Primero quiero conocer el mundo. Viajar. Traer cosas a mi país. Me da la impresión que el mundo no cambiara mucho en los próximos 30 años.
-       ¿Piensas que en los próximos 30 años no cambiara el mundo?
-       No creo y lo pienso. Nada cambiara en los próximos treinta años.
-       ¿Por qué tan taxativo, preciso, dubitativo, reflexivo y pensante? – típico de Felipe, había leído el diccionario unas diez veces.
-       Porque como las antiguas civilizaciones, el mundo cambia cada cien años, quinientos o mil.
-       Ups. ¿Será que nos encontremos en treinta años más. Para saber si el mundo cambio?
-       Seria bacán.
-       Hecho
-       Hecho.
-       Prometido
-       Obvio. Somos amigos.






Comentarios

LO MAS VISTO

Hablemos un poco de Psicología: Manipulación vs Liderazgo. - Parte I-

El Enfermo / Parte I

GUERREROS CELESTES - Dedicada a los nadadores del mundo - Parte I -

El agradecimiento

Hablemos un poco de psicología - Parte III - ¿ Para que tanto Flow y maluma baby ?

Historias de ángeles. .Parte II. -Amanda-

Arquetipo. 2.1.

Arquetipo 2.8 - Mentira -

El espectro - Parte II -

Muchas Gracias