Cosas de Amigo I - Felipe Pizarro.
Hace
treinta años que no lo veo.
Podría
decir que tuve una infancia hermosa. Llena de enseñanzas, metáforas, fabulas,
leyendas e imaginación. Pero principalmente de tolerancia, sentido de la
justicia, sentido de pertenencia, humanismo y fe.
Mi
infancia fue compleja. Pero solo cuando salía fuera de casa. Felipe es mi
amigo. Debo haber tenido unos once años cuando lo conocí. Corría el año 1987
aproximadamente. Con Felipe siempre conversábamos. Y casi siempre era en su casa
o en el bus que nos llevaba a alguna manifestación. En esa época la sociedad
chilena era muy reprimida. En todo sentido. Eran contados los espacios de libertad o
creatividad para olvidar la fuerte represión que se sentía en el aire.
Felipe tenía una gran virtud, su
amor a los libros, la libertad, la justicia y la lógica. En algún momento
incluso fue acusado de rebelde. Pero la rebeldía también es sinónimo de
revolución. La revolución nace de quien no está conforme con lo que vive,
piensa, siente, ve y vive. El hombre es un creador.
En esa época quien no estaba de
acuerdo con el régimen era tachado de comunista. Por tanto, chile estaba
repleto de comunistas. Ya que, nadie o la gran mayoría no estaban de acuerdo
con el régimen. Pero me atrevería decir que era un concepto o acepción mal
intencionada y mal usada por aquellos que pensaban que pensar distinto era ser
comunista. De hecho, durante años, quien pensaba distinto era tildado de
comunista.
Hablar con Felipe era muy educativo.
Hablar con su mama también. La mama de Felipe era el equilibrio hecho
sabiduría. Cuando almorzaba en su casa y Felipe comenzaba a hablar su madre
siempre guardaba silencio. No obstante, después de eso emitía un juicio que nos
hacía reflexionar. La tía era el equilibrio entre lo que estaba bien y lo que
estaba mal. La tía con sus breves pero sabias
palabras nos hacía viajar hacia lo permitido, lo prohibido y lo
constructivo.
La tía pese a su vida personal nos
enseñó a mí y a Felipe en esos gratos almuerzos a no odiar. Estos principios
eran importantes, ya que, nos guiaba con que el cambio es primeramente interno
y posteriormente de paz. También, la tía nos enseñaba a cuidarnos. A amar la
vida. A valorar cada segundo, minuto, hora, semana, mes y año de nuestras
vidas.
Al
igual que mis padres, nunca nos enseñaron a odiar. El odio no era parte de
nuestro diccionario. Disentir si lo era. Y disentir tenia para nuestras
familias una virtud que con los años pudimos aprehender de forma sublime.
Disentir era para nuestras familias la
capacidad de crear, pensar, filosofar, sentir, en resumen sentirse vivo. Una de
las conversaciones que recuerdo fue la que un día tuve con Felipe. En un bus.
Sin permiso de nuestros padres. A una manifestación. En el centro de Santiago. Esta
conversación hablaba de lo siguiente:
- ¿Qué
quieres ser de grande Felipe?
- Un
revolucionario.
- Si.
Está bien. Pero, ¿de qué tipo?
- Me
gustaría ser político o sencillamente dedicarme a lo social. A ayudar. Pienso
que ayudar es capital. Quedaran muchos ciudadanos muy apenados, solos,
aquejados por miedos después de todo esto que está pasando en Chile.
- Es
importante ayudar. Yo pienso que ayudar es primordial.
- Tú
ayudas mucho Rodrigo. Eres un hombre bondadoso.
- Tú
también amigo eres de gran ayuda. Eres un hombre valiente.
- Y tu
Rodrigo, ¿Qué camino seguirás?
- Quiero
ser doctor. O psicólogo. Pero no para tratar gente enferma. Quiero ayudar a
hacer cambios. El cambio, pienso yo, parte de uno. De ahí al mundo. Si no cambias
nada lo hará. Y tampoco el mundo lo hará. Me gustaría hacer mensajes. No sé,
tal vez escritor. O realizar cambios importantes.
- Sería
interesante.
- Si.
Porque si pensamos la vida como que tiene pautas. Patrones. Ciertos programas.
Como que siempre es lo mismo. Por ejemplo, nacemos, crecemos, nos
desarrollamos, nos reproducimos y morimos. ¿te parece agradable el destino
Felipe?
- Para
nada. No creo en el destino. Si creyese en el destino no estaría contigo en
este bus. Y nos hubiésemos quedado en casa viendo los Thundercats, los
Transformers o G.i. joe.
- Prefiero
tom y Jerry. O bugs bunny.
- Por
cierto. Son más entretenidos. Oye Rodrigo. Dime: te casaras algún día.
- Ni
cagando. Primero quiero conocer el mundo. Viajar. Traer cosas a mi país. Me da
la impresión que el mundo no cambiara mucho en los próximos 30 años.
- ¿Piensas
que en los próximos 30 años no cambiara el mundo?
- No
creo y lo pienso. Nada cambiara en los próximos treinta años.
- ¿Por
qué tan taxativo, preciso, dubitativo, reflexivo y pensante? – típico de
Felipe, había leído el diccionario unas diez veces.
- Porque
como las antiguas civilizaciones, el mundo cambia cada cien años, quinientos o
mil.
- Ups.
¿Será que nos encontremos en treinta años más. Para saber si el mundo cambio?
- Seria
bacán.
- Hecho
- Hecho.
- Prometido
- Obvio.
Somos amigos.
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