El Títere
El Títere. El títere conoce al imbécil, al vago, al enfermo. Pero ellos no lo conocen. Todos conocen al títere. Pero jamás al titiritero. El titiritero se esconde. El titiritero no muestra su cara. El titiritero es macabro. El titirero tiene muchos títeres. Nuestro títere es normal, típico, especial, exclusivo, arrogante, sin estudios, ignorante, lo sabe todo y no sabe nada. El titiritero exalta – enaltece- a un líder carismático. El títere piensa y así se le hace creer, como una especie de deidad angelical que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo. El titiritero juega a ser dios. El títere juega a ser el profeta. La palabra es el vehículo específico de interacción del títere. El títere se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo. Habla con el público de manera constante, atiza sus pasiones, “alumbra el camino”, y hace todo ello sin li