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Cuentos cortos de terror – VII- Averno – Parte I-

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En cualquier momento,   cualquier hora.                 Me encanta dormir. Las últimas semanas he dormido mucho. Me ha costado levantarme. Puede ser el exceso de trabajo. Puede ser que he comido mal en las últimas semanas. Hoy es el día del amor. No tengo a nadie. Nadie me tiene a mí.                 Me levanto. La temperatura ha subido. Me dirijo al baño. Me lavo los dientes, me lavo la cara, me afeito, limpio mi cara, me ducho, me seco, voy a mi dormitorio, me visto, voy a la cocina. Hace mucho calor. Tomo desayuno, tomo café, lavo los platos, lavo mi vaso, voy al baño nuevamente y me lavo los dientes, me pongo desodorante, perfume y voy nuevamente a la cocina. Hace mucho calor.                 Voy al dormitorio nuevamente. He mojado toda mi camisa. Esta llena de sudor. Abro mi closet, saco mi camisa mojada, la coloco en el tiesto de la ropa sucia, me acomodo la camisa, me pongo la chaqueta, miro hacia la cama, y justamente ahí sude más que nunca. Se me erizo la piel, o cr

El Títere

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El Títere. El títere conoce al imbécil, al vago, al enfermo. Pero ellos no lo conocen.             Todos conocen al títere. Pero jamás al titiritero. El titiritero se esconde. El titiritero no muestra su cara. El titiritero es macabro. El titirero tiene muchos títeres.             Nuestro títere es normal, típico, especial, exclusivo, arrogante, sin estudios, ignorante, lo sabe todo y no sabe nada.             El titiritero   exalta – enaltece-  a un líder carismático. El títere piensa y así se le hace creer,  como una especie de deidad angelical que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo. El titiritero juega a ser dios. El títere juega  a ser el profeta. La palabra es el vehículo específico de interacción del títere. El títere  se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo. Habla con el público de manera constante, atiza sus pasiones, “alumbra el camino”, y hace todo ello sin li