PENSAR, LA BELLEZA DEL MOVIMIENTO.

      -           Sigues ahí. O ya te moriste. -           Sigo aquí. Imbécil. -           ¿Imbécil? -           Si. Imbécil. -           ¿no temes que te mate? -           No. -           ¿Por qué? -           Por que no conozco a la muerte. Lo que único que conozco es a mi torturador que este momento esta frente a mí. -           ¿Torturador? -           Si. Torturador. ¿Quién te envió? -           El estado. -           ¿El estado? -           Asi es. El estado. -           ¿y cual es la idea del estado? -           Seguir con los negocios sin cuestionar mucho y hacer que el dinero fluya. -           ¿En los negocios? -           Si en los negocios. Lo que sucede es que el estado tiene tres niveles. El que sale en las noticias, el que ocurre entre las autoridades y un estado secreto. -           ¿tres estados en uno? -           Así es. Tres estados en uno. -           ¿Y cual es la idea del estado para conmigo? -           Que guardes silen

A cualquier hora. En cualquier lugar. -           ¿Quiénes son Ustedes? -           Somos lo que somos. Diferentes pero muy parecidos. Hijos del mismo techo. Creados para una misma misión. Compartimos el mismo Dios. Solo que ustedes lo dibujan de otra forma. Pero en esencia es el mismo. -           ¿Qué harán conmigo? ¿experimentos? -           No. Nunca. Al contrario. Estas acá por una razón extremadamente importante. Nos tienes que ayudar. -           ¿Cómo? -           Lo primero es aliviarte y sanarte de ciertas enfermedades. Eso estamos haciendo contigo ahora. Posteriormente, te tenemos que mostrar el vecindario. -           ¿el vecindario? -           Sí, todo lo que te rodea. La vía láctea. -           ¿Hay algo más allá de la vía láctea? -           Así es. -           ¿Qué hay? -           No puedo decirte. Tienes que descubrirlo. Y por último, tendrás que tomar una gran decisión. -           ¿Decisión? ¿sobre qué? -           Todo a su tiempo. Todo

Restaurante. Televisión prendida. Avance de noticias. En algún lugar de la ciudad.                  Hace mucho calor. Entro a un restaurante con aire acondicionado. Pido una bebida. No hay mucha gente. El barman limpia los vasos como en las películas. La televisión esta prendida.   Tengo 42 años. Me siento como en una escena donde el joven intenta buscar el sueño americano, ecuatoriano, boliviano, argentino, chileno, ecuatoriano, alemán, etc., como en las películas. Perdónenme. Ya no tan joven.   Como en las películas. La televisión esta prendida. De pronto, recuerdo que mi primer vistazo a la televisión me llevo por las innumerables aventuras de plaza sésamo. Posteriormente, He-Man, Thundercats, Bugs Bunny, Tom y Jerry e innumerables dibujos animados de la vieja escuela. No obstante, mi atención se concentró en la televisión por que anunciaban el avance de noticias.                 También recuerdo que de pequeño veía noticias. Y el terror inundaba los c