Diario de un desvinculado - Otoño – tercera semana - Del Caos Al Orden
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¿Cometiste algún error?
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Dije lo que pensaba. Y pensé, en lo que decía
– señale.
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¿Estás listo para conversar?
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Siempre. Siempre estoy listo para conversar.
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No todos quieren escuchar lo que piensas.
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Así me estoy dando cuenta.
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Recuerda que no estás en tu país.
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No me lo refriegues en la cara por favor.
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Es que es verdad. Tu país no es mi país. Además,
nunca serás cien por ciento de aquí. Solo por el hecho de haber nacido en otra
casa. En otro lugar.
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Pero soy ser humano. Los seres humanos somos
iguales en cualquier parte del mundo.
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En eso tienes razón. Pero, aun somos un país subdesarrollado.
En muchos aspectos.
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Agradezco la honestidad. No sé si me hará muy
bien. Y te recuerdo que también vengo de un país subdesarrollado.
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De pronto, es tu personalidad la que choca
con los demás.
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Es eso. Eso mismo. No puedo evitar ser
sincero. No coloco caras. No soy mentiroso. No tolero los disfraces. Entiendo muy
bien el rol y el status dentro de un marco organizacional. Entiendo que el rol
se relaciona con un conjunto de expectativas y obligaciones aplicadas a una
persona que ocupa una determinada posición y el status, entiendo que es el lugar que una
persona ocupa en un sistema de relaciones sociales. Pero no tolero cuando se
confunden los roles y los status. No tolero las desviaciones de los objetivos
de un lugar. Me molestan las distorsiones.
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Pero si somos pura distorsión. Y, somos pura percepción.
Solo funcionamos con lo que se forma con ayuda de la experiencia e
interpretaciones y ciertas necesidades, resultado de un proceso de selección,
organización e interpretación de la realidad. Ni siquiera la percepción es cien
por ciento fiel a la realidad. Y tampoco sé lo que es la realidad. Llevo más de
cuarenta años intentando encontrar esa respuesta.
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Entiendo.
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De pronto, eres muy idealista.
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Puede ser.
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En que no eres idealista?
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En la música.
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Y el trabajo o el ámbito laboral es música?
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Por qué no?
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Bueno, a diferencia tuya yo voy a trabajar a
mi empleo. No voy a reír, ni a ser amigos, ni a realizar actividades que no
sean competencias meramente del trabajo.
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Entiendo. Pero has escuchado a los líderes o
jefes cuando dicen; “somos una familia”…
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Esa son puras mentiras.
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O, cuando dicen; aquí hacemos las cosas como
si fuéramos verdaderos amigos.
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También son mentiras. Preséntame a un amigo en
el ámbito laboral. No existen. Pero lo que si existen son lobos vestidos de
ovejas que solo irán por ti para hacerte fallar e introducir a un amigo de
ellos al trabajo mientras tú eres despedido.
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Es muy fría y mecánica tu forma de percibir
las cosas pero si en algún momento son ciertas.
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Es mi percepción. No la verdad. Solo mi percepción.
Tal vez, las ideas de Frederick Taylor nunca murieron y solo vivimos de
ilusiones laborales. Aun no se acaban los problemas de salario, aún existen
contratos por muchos años sin nombramientos o contratos definitivos, aún hay
gente que pide dinero para comprar un puesto de trabajo, siempre existen
personas que reclaman por las garantías laborales, jamás han logrado silenciar
las garantías laborales que casi nunca se cumplen, y una larga lista de
situaciones que si sigo lloraremos juntos. Ya que, ahí te das cuenta si hemos
avanzado o no como sociedad. Las empresas, organizaciones e instituciones podrían
ser como pensaba Henry Fayol, es decir, pensar en principios como la división del trabajo, la disciplina, la
autoridad, la unidad y jerarquía del mando, la centralización, la justa
remuneración, la estabilidad del personal, el trabajo en equipo, la iniciativa
y el interés general. Pero no ocurre, ya
que, seguiríamos siendo idealistas. Tal vez, tu camino va como por ejemplo, por
el camino de Deming, quien contradijo
muchas de las enseñanzas que los gurús que habían estado exponiendo lo que se enseñaba en las escuelas de negocios.
Pero, tú serias más de la línea de Joseph Juran y su respeto casi religioso por
el usuario.
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Sí que eres organicista. Al mejor estilo Ludwing
Von Bertalanffy.
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No. Intento ser realista. Y me gusta también como
tú eres. No te quiero y no pretendo criticar. Pero, para ser un admirador de
las ideas de Elton mayo te has equivocado.
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En qué?
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En que sigues siendo idealista.
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No puedo serlo?
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Si puedes serlo. Pero aun crees en; que la
moral, la ética, la bondad y la solidaridad, por ejemplo, lograran imponerse
frente a la inmoralidad, lo antiético, el deshonor, la intolerancia y el egoísmo.
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Si, si se puede.
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Sí que eres idealista.
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Lo soy?
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Mucho. Conoces tus principios éticos, haces apuestas
fuertes al plantearte metas, eres soñador y quieres cambiar la sociedad y el
mundo, predicas con el ejemplo, tratas de aplicar las ideas al mundo, y no al
revés, sigues muchas normas, crees en lo legitimo, quieres dejar un legado, y
te sientes inspirado con facilidad.
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De verdad soy así?
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Sí. Lo eres. Pero antes de que te conviertas
en don quijote de la mancha, prefiero
que te vuelvas Elton mayo. Entonces has lo siguiente…
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Te puedo contar porque soy así.
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Claro. Adelante.
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Nací en dictadura. En la dictadura de Pinochet.
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Y?
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Como que y????
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Explícame. A eso me refiero con el ¿y?
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Nací en una sociedad sumamente sumisa,
miedosa, corrupta, conductista, militarizada, donde se alababa más la forma que
el contenido, donde compraron a todo el mundo con el crédito a corto plazo y a
largo plazo, donde muchos perdieron la vida por sus ideales, donde muchos
padres hicieron esfuerzos significativos por no morir y porque no nos matasen, pero
principalmente porque me gane mi libertad; no odio a nadie, no le deseo la
muerte a nadie, pero porque me gane mi libertad. Y es sencillamente hermoso. Simple,
pero peligroso. Me gane la libertad de “pensar”. De decir lo que pienso y de
pensar lo que digo.
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En eso tienes razón. Pero aun américa es un país
de jefes-lideres- supervisores; reyes y de empleados – personal- colaboradores;
esclavos. Aún queda mucho por trabajar. Porque
si le dices algo a la autoridad que no les gusta, te despiden.
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Es que ese es el problema.
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Cuál?
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Que no tienes que decir siempre lo que gusta
o no. Y los supuestos jefes no deberían esperar que les dijeras lo que les
guste. Además, justamente lo que no les gusta escuchar es lo que hace que las organizaciones
se peguen el salto evolutivo. Sino queda todo como siempre. Nada ha cambiado. Dirán
que cambiaran, que están ahí para lograr muchas cosas pero en definitiva, no
cambiaran nada. Todo seguirá siendo igual. Todo es igual.
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En eso tienes razón. Pero de todas formas te
despidieron y es un hecho que no podemos retroceder. Por tanto, has lo
siguiente: busca a quien o a quienes hayas ayudado, ellos te escucharan y también
te guiaran, elige lo que te cause más pasión relacionada con tu profesión,
planifica de aquí a un año lo que quieras alcanzar, visita y golpea puertas
para que te atiendan, imprime algunos curriculum para ser entregados en algunas
agencias o empresas, llama a tus amigos también para notar como te guían,
vuelve al origen de tu aventura profesional y
llama a tus padres.
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Te puedo hacer una pregunta?
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Obvio.
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Bueno son dos.
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Dime. Pregúntame.
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Por qué volver al origen de mi aventura
profesional? Y, ¿Por qué llamar a mis padres?
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En el principio de tu aventura profesional está
el motor de tu energía. Ahí está todo. Comenzaste tu aventura profesional por
algo. Ese algo esta al principio. Viaja a través del recuerdo y pregúntate; por
qué hago esto? La respuesta la encontraras. Ahí encontraras el porqué de haber
elegido tu profesión. Hubo algo especial en tu vida que hizo elegir a lo que te
dedicas. Hágalo. Te resultara muy sencillo. Y se te abrirá nuevamente el
camino. Y por qué llamar a tus padres? Porque ellos con su gran amor y comprensión
te harán recordar como eras de niño, de adolecente y de adulto y junto a la elección
de tu profesión encontraras el sentido de tu existencia. Hágalo. Te resultara
muy sencillo. Y se te abrirá nuevamente el camino. Además, de que abrigaras tu corazón.
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Muchas gracias.
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Nada de gracias. A trabajar. Eres muy valioso
como para quedarte en el recuerdo de un lapsus de espacio y tiempo. Eres muy valioso
para quedarte estancado en un recuerdo. En el recuerdo de tu despido. Tú no
eres un despido. Eres vida. Eres fe. Eres esperanza.
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