Diario de un desvinculado - Otoño – tercera semana - Del Caos Al Orden

 




 

-          ¿Cometiste algún error?

-          Dije lo que pensaba. Y pensé, en lo que decía  – señale.

-          ¿Estás listo para conversar?

-          Siempre. Siempre estoy listo para conversar.

-          No todos quieren escuchar lo que piensas.

-          Así me estoy dando cuenta.

-          Recuerda que no estás en tu país.

-          No me lo refriegues en la cara por favor.

-          Es que es verdad. Tu país no es mi país. Además, nunca serás cien por ciento de aquí. Solo por el hecho de haber nacido en otra casa. En otro lugar.

-          Pero soy ser humano. Los seres humanos somos iguales en cualquier parte del mundo.

-          En eso tienes razón. Pero, aun somos un país subdesarrollado. En muchos aspectos.  

-          Agradezco la honestidad. No sé si me hará muy bien. Y te recuerdo que también vengo de un país subdesarrollado.

-          De pronto, es tu personalidad la que choca con los demás.

-          Es eso. Eso mismo. No puedo evitar ser sincero. No coloco caras. No soy mentiroso. No tolero los disfraces. Entiendo muy bien el rol y el status dentro de un marco organizacional. Entiendo que el rol se relaciona con un conjunto de expectativas y obligaciones aplicadas a una persona que ocupa una determinada posición y el  status, entiendo que es el lugar que una persona ocupa en un sistema de relaciones sociales. Pero no tolero cuando se confunden los roles y los status. No tolero las desviaciones de los objetivos de un lugar. Me molestan las distorsiones.

-          Pero si somos pura distorsión. Y, somos pura percepción. Solo funcionamos con lo que se forma con ayuda de la experiencia e interpretaciones y ciertas necesidades, resultado de un proceso de selección, organización e interpretación de la realidad. Ni siquiera la percepción es cien por ciento fiel a la realidad. Y tampoco sé lo que es la realidad. Llevo más de cuarenta años intentando encontrar esa respuesta.

-          Entiendo.

-          De pronto, eres muy idealista.

-          Puede ser.

-          En que no eres idealista?

-          En la música.

-          Y el trabajo o el ámbito laboral es música?

-          Por qué no?

-          Bueno, a diferencia tuya yo voy a trabajar a mi empleo. No voy a reír, ni a ser amigos, ni a realizar actividades que no sean competencias meramente del trabajo.

-          Entiendo. Pero has escuchado a los líderes o jefes cuando dicen; “somos una familia”…

-          Esa son puras mentiras.

-          O, cuando dicen; aquí hacemos las cosas como si fuéramos verdaderos amigos.

-          También son mentiras. Preséntame a un amigo en el ámbito laboral. No existen. Pero lo que si existen son lobos vestidos de ovejas que solo irán por ti para hacerte fallar e introducir a un amigo de ellos al trabajo mientras tú eres despedido.

-          Es muy fría y mecánica tu forma de percibir las cosas pero si en algún momento son ciertas.

-          Es mi percepción. No la verdad. Solo mi percepción. Tal vez, las ideas de Frederick Taylor nunca murieron y solo vivimos de ilusiones laborales. Aun no se acaban los problemas de salario, aún existen contratos por muchos años sin nombramientos o contratos definitivos, aún hay gente que pide dinero para comprar un puesto de trabajo, siempre existen personas que reclaman por las garantías laborales, jamás han logrado silenciar las garantías laborales que casi nunca se cumplen, y una larga lista de situaciones que si sigo lloraremos juntos. Ya que, ahí te das cuenta si hemos avanzado o no como sociedad. Las empresas, organizaciones e instituciones podrían ser como pensaba Henry Fayol, es decir, pensar en principios como  la división del trabajo, la disciplina, la autoridad, la unidad y jerarquía del mando, la centralización, la justa remuneración, la estabilidad del personal, el trabajo en equipo, la iniciativa y  el interés general. Pero no ocurre, ya que, seguiríamos siendo idealistas. Tal vez, tu camino va como por ejemplo, por  el camino de Deming, quien contradijo muchas de las enseñanzas que los gurús que habían estado exponiendo  lo que se enseñaba en las escuelas de negocios. Pero, tú serias más de la línea de Joseph Juran y su respeto casi religioso por el usuario.

-          Sí que eres organicista. Al mejor estilo Ludwing Von Bertalanffy.

-          No. Intento ser realista. Y me gusta también como tú eres. No te quiero y no pretendo criticar. Pero, para ser un admirador de las ideas de Elton mayo te has equivocado.

-          En qué?

-          En que sigues siendo idealista.

-          No puedo serlo?

-          Si puedes serlo. Pero aun crees en; que la moral, la ética, la bondad y la solidaridad, por ejemplo, lograran imponerse frente a la inmoralidad, lo antiético, el deshonor, la intolerancia y el egoísmo.

-          Si, si se puede.

-          Sí que eres idealista.

-          Lo soy?

-          Mucho. Conoces tus principios éticos, haces apuestas fuertes al plantearte metas, eres soñador y quieres cambiar la sociedad y el mundo, predicas con el ejemplo, tratas de aplicar las ideas al mundo, y no al revés, sigues muchas normas, crees en lo legitimo, quieres dejar un legado, y te sientes inspirado con facilidad.

-          De verdad soy así?

-          Sí. Lo eres. Pero antes de que te conviertas en  don quijote de la mancha, prefiero que te vuelvas Elton mayo. Entonces has lo siguiente…

-          Te puedo contar porque soy así.

-          Claro. Adelante.

-          Nací en dictadura. En la dictadura de Pinochet.

-          Y?

-          Como que y????

-          Explícame. A eso me refiero con el ¿y?

-          Nací en una sociedad sumamente sumisa, miedosa, corrupta, conductista, militarizada, donde se alababa más la forma que el contenido, donde compraron a todo el mundo con el crédito a corto plazo y a largo plazo, donde muchos perdieron la vida por sus ideales, donde muchos padres hicieron esfuerzos significativos por no morir y porque no nos matasen, pero principalmente porque me gane mi libertad; no odio a nadie, no le deseo la muerte a nadie, pero porque me gane mi libertad. Y es sencillamente hermoso. Simple, pero peligroso. Me gane la libertad de “pensar”. De decir lo que pienso y de pensar lo que digo.

-          En eso tienes razón. Pero aun américa es un país de jefes-lideres- supervisores; reyes y de empleados – personal- colaboradores;  esclavos. Aún queda mucho por trabajar. Porque si le dices algo a la autoridad que no les gusta, te despiden.

-          Es que ese es el problema.

-          Cuál?

-          Que no tienes que decir siempre lo que gusta o no. Y los supuestos jefes no deberían esperar que les dijeras lo que les guste. Además, justamente lo que no les gusta escuchar es lo que hace que las organizaciones se peguen el salto evolutivo. Sino queda todo como siempre. Nada ha cambiado. Dirán que cambiaran, que están ahí para lograr muchas cosas pero en definitiva, no cambiaran nada. Todo seguirá siendo igual. Todo es igual.

-          En eso tienes razón. Pero de todas formas te despidieron y es un hecho que no podemos retroceder. Por tanto, has lo siguiente: busca a quien o a quienes hayas ayudado, ellos te escucharan y también te guiaran, elige lo que te cause más pasión relacionada con tu profesión, planifica de aquí a un año lo que quieras alcanzar, visita y golpea puertas para que te atiendan, imprime algunos curriculum para ser entregados en algunas agencias o empresas, llama a tus amigos también para notar como te guían, vuelve al origen de tu aventura profesional y  llama a tus padres.

-          Te puedo hacer una pregunta?

-          Obvio.

-          Bueno son dos.

-          Dime. Pregúntame.

-          Por qué volver al origen de mi aventura profesional? Y, ¿Por qué llamar a mis padres?

-          En el principio de tu aventura profesional está el motor de tu energía. Ahí está todo. Comenzaste tu aventura profesional por algo. Ese algo esta al principio. Viaja a través del recuerdo y pregúntate; por qué hago esto? La respuesta la encontraras. Ahí encontraras el porqué de haber elegido tu profesión. Hubo algo especial en tu vida que hizo elegir a lo que te dedicas. Hágalo. Te resultara muy sencillo. Y se te abrirá nuevamente el camino. Y por qué llamar a tus padres? Porque ellos con su gran amor y comprensión te harán recordar como eras de niño, de adolecente y de adulto y junto a la elección de tu profesión encontraras el sentido de tu existencia. Hágalo. Te resultara muy sencillo. Y se te abrirá nuevamente el camino. Además, de que abrigaras tu corazón.

-          Muchas gracias.

-          Nada de gracias. A trabajar. Eres muy valioso como para quedarte en el recuerdo de un lapsus de espacio y tiempo. Eres muy valioso para quedarte estancado en un recuerdo. En el recuerdo de tu despido. Tú no eres un despido. Eres vida. Eres fe. Eres esperanza.

 

 

  continuará ......





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