7 días – Cuarta Parte.
Dormí alrededor de quince minutos. A eso de las nueve de la mañana y en absoluto silencio limpie a mi niño lo arrope, le di de comer e hice un canguro artesanal para sostener a mi hijo a mi cuerpo.
Era un día muy gris. Las nubes a lo lejos indicaban que en las próximas horas podría llover. Camine por algunas horas. Tenía una idea; caminar hacia el hospital.
El hospital de la ciudad estaba a cuatro horas de camino. Solo esperaba que aun existiese y que hubiese alguien.
Mientras emprendía mi camino un perro nos empezó a acompañar. Al parecer, el perro había sido entrenado por que no ladraba mucho. Sino que como todo perro olía todo lo que se le cruzaba y me miraba como indicando algo. Tal vez, con su olfato había detectado algo. Pero era imposible entenderle, ya que, no había sido entrenado por mí.
De todas formas el perro nos acompañó. Después de caminar casi por largas tres horas y a una hora de camino al hospital, el perro al que llame “skin” se quedó quieto a seis metros de nosotros. No se movió por un minuto. Y pienso que jamás se movería. Porque estaba asustado. Mire a los alrededores y no había nada ni nadie. Solo mi hijo, skin y yo.
Al acercarme un metro más, skin salió corriendo hacia el sur por lo que de manera automática me escondí entre unos automóviles que estaban cerca de mí. Gracias a dios mi hijo dormía.
Mi sorpresa después de unos segundos fue tal que tratare de describir lo que vi; porque no estoy seguro de que mis palabras puedan ser entendidas con tanto detalle al contarles lo que observé: De entre unos árboles salió una especie de alíen de más de dos metros caminando y buscando algo.
Su piel era de color gris con tintes de color negro. Emitía un sonido muy extraño. Parecido a cuando uno juega en la piscina o el mar y trata de hablar debajo del agua.
Sus ojos eran de color rojo brillante y no se veía muy amigable. Note que en su espalda traía al parecer un arma pero era difícil de definir. Se quedó ahí por minutos hasta que desapareció entre los escombros.
Salí de entre los automóviles. Debo haber caminado solo unos pasos cuando skin apareció de nuevo a mi lado y comenzó a ladrar agresivamente. Observe a todos los lados y no había nada ni nadie.
De pronto, sentí como algo de la nada me agarro fuertemente y me elevo junto a mi hijo. Sin poder hacer mucho ante mí comenzó a aparecer el alíen que me tenía sostenido. Mi hijo comenzó a llorar.
Alcance a cogerlo y ponerlo entre el alíen y mi pecho. Pero no podía hacer mucho. Solo esperar. Solo esperar.
Mi hijo seguía llorando. Le daba caricias y besos para que no siguiera lamentándose. Lo apretaba fuertemente a mí.
El alíen solo observaba. Solo observaba.
De un modo muy curioso el alíen nos cogió y dispuso nuestros cuerpos junto a su pecho como yo tenía a mi hijo y comenzó a correr.
No sabía dónde íbamos ni donde nos dirigíamos.
Hasta que después de unos minutos alcance a ver el hospital. Pero, estaba tomado por los otros alíen.
Nos alejamos unos metros mientras seguía en el pecho del alíen y nos dejó suavemente en una ladera de un pequeño cerro a un kilómetro del hospital.
Repentinamente. Se dirigió hacia mí. Mi hijo no lloraba más bien observaba con atención lo extraño de la escena.
El alíen se agacho y sentí en mi cabeza las siguientes palabras:
- ***no soy malo. Los otros si lo son***
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