Cuentos cortos de terror XI – La policía de la academia – Parte II.












 

-          ¿Nombre?

-          zephirot.

-          ¿Edad?

-          ¿Cronológica o mental?

-          ¿Acaso usted es un payaso o un humorista?

-          Sea más específico por favor.

-          Le pregunte su edad. Por tanto, responda su edad.

-   Me parece que usted ve el mundo de manera lineal y unilateral. ¿Acaso el mundo es unilateral?

-          Es la última vez que le pregunto si no me veré en la obligación de castigarlo.

-          ¿Castigarme?

-          Así es. Castigarlo.

-          ¿con 44 años usted quiere castigarme o modificar mi conducta a través de la manipulación y el castigo para responder lo que usted quiere escuchar?

-          Responda lo que le pregunte.

-          ¿Qué me pregunto?

-          ¿Edad?

-          Creo que ya le respondí. Probablemente su mente le impide percibir…

En ese momento, mi entrevistador se abalanzo sobre mí. Yo tenía mis manos amarradas. Mis pies también. Se alejó y me propino un combo que dejo sangrando mis labios.

Nunca pero nunca había sentido el sabor amargo de la sangre deslizarse por toda la boca. No obstante, con hambre, con sed, sin poder dormir y muy enojado por cómo me habían tratado la sangre, fue como la luz que ilumina en la oscuridad a quien necesita encontrar algún punto cardinal.

-          Espero que ahora me respondas lo que te estoy preguntando.

-         

-          ¿Edad?

-         

-          ¿Edad?

-         

-          No hagas esto más difícil. Si no me respondes tendré que ocupar otras formas de motivación.

-         

-          ¿Edad?

-         

De pequeño, todos, pero todos metimos los dedos al enchufe por más que nuestros padres nos advirtieron que no era lo correcto. Algo parecido sucedió en ese momento. Una contracción total de todos mis músculos al unísono demostró que la corriente no es necesariamente parte de la dieta diaria del ser humano. Fueron aproximadamente tres golpes de electricidad. No sabría decir si fue desagradable o me gusto. Que yo recordara no tenía gustos sexuales tan pervertidos. Obviamente, el dolor viene después. En el momento son solo sensaciones. Lo único que pensaba era que hacia ahí. Por qué me trataban de esa forma. Que yo recordara no había cometido ningún crimen.

Solo pensar…

Solo pensar….

Solo pensar…

Y trabajar….

Y pagar….

Y hacer filas….

E ir a reclamar por cobros inexistentes….

Y pensar…

Y pagar impuestos…

Solo pensar…

Y contestar…

Y construir…

Y luchar….

Y decir lo que no era correcto….

y amar...

y fui amado....

jamas odiado....

si fui envidiado....pero no por lo material.... si no que por pensar...

y por no robar....

y por no chismosear....

solo pensar.... 

 

 

CONTINUARA

 

 

 


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