PENSAR, LA BELLEZA DEL MOVIMIENTO.

¿Dejaremos de existir en algún momento? Probablemente. Nada es para siempre. Nadie es para siempre. Frente a este hecho concreto tenemos el tiempo contado. Los días justos. Ni un días más ni un días menos. Desde que nacimos nuestro reloj no fue hacia adelante sino que hacia atrás. ¿Qué puedo hacer con ese tiempo? ¿Doblarlo? ¿Romperlo? ¿Dejar que ocurra? La muerte es muy caprichosa. Te puede llevar hoy, ayer, mañana, antes de nacer, durante la vida. Todos pero todos tendremos la oportunidad de caminar y detenerse. Cuando te detengas observa bien. Ahí está la respuesta. Ahí está la solución a la pregunta. Respira. Toma más aire. Déjalo ir Respira Toma más aire Déjala ir. Respira Toma más aire ¿Estas vivo?

Mi estómago sangraba sin pensar en detenerse. Y el espectro seguía ahí. ¿Me estaba volviendo loco? ¿Cómo era posible que solo yo viera al espectro? ¿Era tal vez un mensaje? ¿Qué hacia ahí ese ente? ¿Estaba muriendo? ¿Estaba soñando?                 Mi infancia no se caracterizó por una asistencia constante a la iglesia. Mis padres eran católicos. Yo los acompaña de vez en cuando. Podría decirse que era católico pero no cumplía mucho con los dictámenes de la iglesia. La verdad; me aburría ir. ¿Sera que por eso ahora estoy siendo castigado por una fuerza sobrenatural incomprensible? ¿Sera que por no estar alineado a cierta creencia no podía percibir la verdadera fe? ¿Sera que por no ir todos los domingos a misa una deidad superior me estaba pasando factura?                 El espectro continuaba viéndome. Era extraño ver algo que ...

                           El enfermo supo del hombre consciente. Supo de su existencia. Supo donde vivía. Supo que era un hombre cualquiera. Como tú. Como yo. Sin poder. Sin grandes tesoros. Solo con su mente. Solo con su cuerpo. Solo con su espíritu. Solo con un ideal. Y era un ideal muy simple: era el ideal de hacer las cosas bien. Era el ideal de ser correcto.  El enfermo llamo al hombre consciente. El hombre consciente fue llamado a la oficina del enfermo. El hombre consciente llego a la oficina. La entrada del edificio donde estaba la oficina   estaba resguardada por muchos guardias. La oficina del enfermo quedaba al fondo. En el tercer piso del edificio. Al entrar el hombre consciente dio cuenta que una secretaria le esperaba. La secretaria estaba separada de la oficina del enfermo a más de cincuenta metros. Mientras esperaba se escuchaba que el ...