PENSAR, LA BELLEZA DEL MOVIMIENTO.

Martes 21 de enero de 2020. 00.37 Hrs.                    Salgo del turno de guardia. Estoy en el centro de la ciudad. Camino hacia la alameda. No hay absolutamente nadie. Y pensar que hace siete horas todo esto era un caos.         Entre la niebla y la oscuridad siento ruidos. Me asusto. Miro hacia donde viene el ruido. No veo nada. Vuelvo a mirar. Veo algo. Veo caras. No sé si malas o buenas. Solo veo caras. ¿Me hace falta dormir?            Siento miedo, se me acelera el corazón, comienzo a sudar, hace frió, se me dilatan las pupilas, comienzo a temblar, cierro los ojos, comienzo a rezar.            Abro los ojos. Miro alrededor. No hay nadie. Las caras desaparecen. Me pongo de pie. Siento una bocina a lo lejos. Me doy vuelta. Y de la nada, esperando que todo volviera a la normalidad alguien me susurra al oído: -        “”””””Esta es por ti”””””””.

              Nunca pero nunca lograremos ponernos de acuerdo. Nuestra biología, nuestro manejo social, y nuestro manejo psicológico no nos permiten ponernos de acuerdo. Lo que si podemos hacer es acercarnos a ciertos acuerdos. Podemos generar pactos. Podemos construir compromisos. No obstante, para eso debemos ceder. De hecho, ceder es acceder a entender el mundo a través de los ojos de otro ser humano.               Pero ceder es un ejercicio digno de aprender. Ceder es aprobar sin estar seguro acerca de un hecho o acontecimiento. Ceder es sinónimo de confiar. Cuando uno confía descansa. Y descansa en la visión de otro.              Para confiar se necesita claridad. La claridad es relaciona con la iluminación. La iluminación se relaciona con la capacidad de pensar en el ser humano. De forma integral. Pensar de forma integral es pensar como todos saben al ser humano en tres dimensiones: BIO-PSICO-SOCIAL. De momento, no existe otra forma de pensar al ser humano. ¿Debería

  -           Hace días me decías que siendo normal podías ser feliz. -           Si. -           Pero si somos anormales. Estamos acá. ¿Cómo puedes ser feliz? -           Algún día saldremos. No hemos matado a nadie. Excepto a nosotros mismos. O la idea que tenían de nosotros. El hombre necesita encarcelar la diferencia de ideas. Quien piensa distinto debe estar en la cárcel. No hemos matado ni hecho daño a nadie. ¿piensas que merecemos el infierno por pensar diferente? -           Para nada. Claro que no -           Pero aquí estamos. -           Lo se -           Nos quedan seis meses para salir -           Así es -           ¿Qué harás cuando salgas? -           Primero ir a ver a mi familia. Luego conseguir trabajo. Luego rehacer mi yo. -           ¿rehacer tu yo? -           Si -           ¿Cómo es eso? -        Recuerda que vinimos aquí porque según la sociedad estábamos locos. Destruyeron nuestro yo. De mí mismo anterior solo queda locura