Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta deporte

El imbécil - Parte I -

Imagen
                               El enfermo tenía un gran amigo; El imbécil.  Aunque el enfermo no era tan amigo como el imbécil del enfermo. ¿Cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? No ser imbéciles.  El imbécil puede ser todo lo ágil que se quiera y dar brincos como una gacela, no se trata de eso. Si el imbécil cojea no es de los pies, sino del ánimo: es su espíritu debilucho y cojitranco, aunque su cuerpo pegue unas volteretas de órdago. [1]                 El imbécil desde pequeño tuvo problemas en el desarrollo insuficiente de su autonomía. El imbécil había desarrollado una necesidad patológica del reconocimiento ajeno. Cada cinco minutos el imbécil preguntaba a quien estaba presente si sus pensamientos o divagaciones eran las correctas o no. Lo peor del caso es que el imbécil a pesar de estar equivocado en su entretejido ideático trataba de convencer a quien le escuchaba de que estaba en lo cierto. El imbécil, en este sentido se hizo experto en manipular me

SESION 3 - TERODRIS- SIN MENTIRAS

Imagen
https://youtu.be/dY0cD4rBMMI Sesión 3- Sin Mentiras. Musica. Letra. Rodrigo. No mientas. A quien quieres engañar?. Las personas que mienten o se inventan cosas que no existen pierden el alma y el espíritu. Y al final del camino; el cuerpo. No mientas. Te quedarás solo y después de haber creado castillos en el cielo nadie podrá habitarlos. El verdadero castillo que debes construir es el del alma, el espíritu y el cuerpo. Si mientes las sombras caerán sobre ti. De todas formas si te quedas sol@ aqui estar e. Ya que la confianza, la motivación, el emprendimiento, el liderazgo, la responsabilidad, el compromiso, la dignidad de ti mismo y de los pueblos se hace construyendo espacios de verdad. La mentira lleva a la corrupción y es contagiosa.La corrupcion es una enfermedad social. Albert Bandura en su Teoría del aprendizaje social en 1977 señaló que desde niños aprendemos de observar a otras personas. Esta es la base del aprendizaje vicario que observamos a otros y los imitamos.

La sutileza de la naturaleza

Imagen
                 jamás imagine que un movimiento tan sutil como el de una hoja al caer de un árbol pudiese remover los escombros de la memoria. Retrocedí casi 37 años solo mirando una hoja que se desprendía de aquel árbol frente a la ventana de mi dormitorio. Se que es una hoja. Se que no habla. Se que no es un elemento que pueda perturbar a casi ningún ser vivo.  Se que la hoja que se desprende es el inicio del camino hacia la muerte y su renovación. Tal vez, la caída de una hoja también sea un acto de revolución.             A partir de ahí comencé a pensar. Cuarenta y dos años tengo en la actualidad. Veinte me han de quedar. Que haré con esos veinte años. E inmediatamente mientras la hoja seguía cayendo y mucho antes de pisar el suelo vi en ese viaje como la hoja daba vueltas y era embestida, giraba muchas veces y casi cuando ya tocaba el suelo volvía a la cima de su viaje. esa hoja no tenía miedo. Esa hoja no sabia de sombras, de pánico, de pavor.             Y pensé: miedo.