Del libro: Refranes, reflexiones y refritos. Chapter 4 - “No hay mal que por bien no venga” / Pamplinas, solo el masoquista aprende del dolor.

 



Se inventan tonterías todos los días. Claramente se puede aprender de malos momentos y de las peores situaciones. Pero, ¿Quién determina eso? ¿Otro? ¿Otros? ¿Yo? ¿Todos? ¿Ellos?

 Este refrán invita a ver el lado positivo de la vida y da una visión optimista de la realidad. Pero, ¿Quién determina el pasado, el presente o el futuro de la realidad? ¿Otro? ¿Otros?  ¿Yo? ¿Todos? ¿Ellos?

Se supone que un momento angustioso en el presente, puede traer resultados positivos en el futuro. Y, medianamente puede arreglar o reeditar el pasado. Pero, ¿Quién determina esto? ¿Otro? ¿Otros? ¿Yo? ¿Todos? ¿Ellos?

¿Por qué me molesta la frase? Porque conozco personas que viven de un ahorro de malas experiencias, vivencias, momentos o días y nunca pero nunca modifican o transforman ni su forma de entender ni su forma de un extraño intento de revolucionar su vida.

 Me creerían que existen personas que se atreven a decir que tienen la razón y que no están equivocados en nada sino que tienen certezas de todo. Imagínense un ser humano con certezas al cien por ciento después de la pandemia y del desastre económico que recién comenzamos a vivir y que según los expertos económicos empeorara. Este tipo de persona o no entendió nada o entendió todo. O goza de muy buena salud mental o sencillamente esta desconectado de la realidad (cualquiera sea esta). O, sus coordenadas biopsicosociales no son de este mundo.

Vivir en torno al: No hay mal que por bien no venga, predispone al ser humano a asimilar, esperar, aguantar tolerar, sufrir, soportar, sobrellevar, aceptar, resignarse, reprimirse, contenerse, callarse, sacrificarse, fastidiarse, padecer, apechugar, arrostrar, vencer, sostener, sustentar, mantener, resistir, sujetar y experimentar malos momentos pensando esperanzadoramente que en algún momento todo cambiara, todo se transformara, todo evolucionara, todo se extinguirá para dar paso a lo nuevo, a lo bello, a lo merecido. Pero, ¿Quién determina eso? ¿Otro? ¿Otros? ¿Yo? ¿Todos? ¿Ellos?

¿Y si eso nunca ocurre? ¿Valió la pena vivir? ¿Valió la pena existir? ¿Quién espera sentado el destino está vivo? ¿Quién espera acostado que el destino caprichosamente funcione existe? ¿Quién hace más de lo mismo y sigue las innumerables ramificaciones de lo esperable vive?

Una interesante pregunta sería; ¿Qué es lo que quiero? ¿A dónde quiero ir? ¿Qué necesito para desviar mi destino? ¿Acaso es el destino se puede torcer? ¿Qué puedo hacer si estoy destinado al fracaso?

Probablemente quien cree en el destino cree en que mágicamente la vida se concentrara en minutos, horas, semanas y años en tu existencia y te impulsara hasta fuera de los límites terrenales. Lamento informarles que la naturaleza nunca ha estado sincronizada con el ser humano. Tal vez lo estuvo en alguna etapa de nuestras vidas, ya que, el hombre y la mujer tienen sobre las Tierra más de cuatrocientos mil años. Y no es por la propia naturaleza sino que somos los seres humanos los que no logramos sincronizar con nuestro hogar: la Tierra.

Para muchas religiones, el destino es un plan creado por Dios que no puede ser alterado por los seres humanos. El cristianismo, en cambio, no cree que exista una predestinación absoluta y sostiene que Dios ha dotado al hombre del libre albedrío (el poder para tomar sus propias decisiones).

Las personas que creen en la existencia de un destino predeterminado suelen consultar a especialistas en el campo de las ciencias ocultas y no tan ocultas  para que les digan qué es lo que les espera en el futuro.

Pero, ¿un ser humano es capaz de llevar sobre sus espaldas tan soberbio peso de conocimiento?

Pero, volvamos al principio: “No hay mal que por bien no venga”. Pienso que son pamplinas, solo el masoquista aprende del dolor.

Un ser humano sano disfruta del solo hecho de existir, coexistir, pensar, actuar, emocionarse, sentir, y no necesita un cumulo de males para aprender.

Creer en que no hay mal que por bien no venga es tan estúpido como creer que el ser humano es el único ser vivo que tropieza tres veces con la misma piedra.

¿O no?

Sino seguiremos durmiendo. y yo solo quiero despertar. 




 

Comentarios

  1. “ahorro de malas experiencias” es difícil no ahorrar malas experiencias cuando se vive esperando que la lotería les caiga cómo por agendamiento de un ser divido.

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