Del libro: Refranes, reflexiones y refritos. Chapter 3 - "Quien mucho abarca poco aprieta” (pero, la economía cambio)

 



Si tomamos mucho con nuestras manos, no podremos apretarlo todo después, apenas apretaremos una parte pequeña.

Paralelamente, también nos deja una enseñanza profunda, y es la de que si tratamos de hacer muchas cosas al mismo tiempo, lo más probable es que no cumplamos con todas.  Pero, ¿Quién dijo eso? ¿Será una frase hecha por los grandes economistas clásicos? ¿Quién dijo que no puedo hacer muchas cosas a la vez? ¿Un especulador económico tal vez? ¿Un egoísta?     ¿Alguien que si quería abarcar todo pero para que le alcanzara invento esta frase? ¿Un mentiroso empedernido? ¿Un gran empresario? ¿Un gran arquitecto? ¿Un miedoso que quieres solo trabajar a partir de una ideología?      ¿Alguien quien no acepta otras ideologías?

Pero, la situación ha cambiado.

Las cosas cambian. Las generaciones cambian. El mundo cambia. La Tierra cambia. La realidad cambio. La economía cambio. Yo cambie, tu cambiaste, el cambio, nosotros cambiamos, vosotros cambiasteis, ellos cambian. Todos cambiamos. Después de la pandemia; todo cambio.

Antes nuestros padres nacieron y se quedaron en sus puestos de trabajo por necesidad, por pocas oportunidades de empleo, por deudas, perdiendo incluso la dignidad en sus trabajos estables, por miedos, por el nacimiento de mayores responsabilidades y probablemente porque no tuvieron la oportunidad de atreverse ni de conocer el hecho de la zona de confort.

Ahora, los puestos de trabajo son muchos, pero insuficientes en sueldos atractivos, existen muchas oportunidades, nadie de esta generación pierde la dignidad por un trabajo (o menos que antes), los puestos de trabajo se han politizado más que nunca – ofreciendo trabajo a quienes apoyaron a una campaña política- , al parecer los cargos se compran, al parecer a veces se venden, y muy poco a poco se pierde ganar un espacio con tu propia producción intelectual. Y, es extraño porque la producción intelectual de un ser humano es lo que saca a un país del caos y la incertidumbre económica, social, política y cultural. Mientras que la promesa de un cargo por apoyo político solo estanca la producción intelectual de no haber de por medio capacitaciones que se concentren en las instituciones u organizaciones. Finalmente, los que no profesan una política específica callan para no perder sus puestos y se dedican a acariciar el lomo de la autoridad de turno sin fundamentos científicos, intelectuales, sublimes ni abstractos. ¿Cuándo se acabó la política moral y éticamente constructiva? ¿Cuándo se acabó la política pública y nació la política narcisista? ¿Cuándo nació y ocurrió  la transformación del concepto “política” a “psicosis”? ¿Cuándo aterrizo la incertidumbre? ¿Por qué no creamos más certidumbre si es nuestra responsabilidad?

 La generación actual aborrece lo anterior. Les (nos) gusta la independencia del pensamiento, la libertad de profesar alguna idea, la motivación por ver antes de morir cambios y transformaciones sociales que derrumben lo arcaico y de paso a lo nuevo, a lo reciente, a lo actual, a lo moderno, a lo fresco, a lo flamante. La generación actual  gusta de  viajar, son (somos) hiperquineticos, la tasa de nacimiento ha sufrido un estancamiento, no se tiene la misma cantidad de hijos, no se soporta la idea de un jefe y si se respeta la idea de un líder,  y probablemente, se tuvo (tuvimos) acceso de conocer las virtudes y defectos de la zona de confort.

De todas formas, está por un lado la manera de emerger o alcanzar otros niveles estudiando y nivelando nuestra educación con magísteres o doctorados – si así lo deseas, pero no alcanza-. Por otro lado, está la posibilidad de emprender con algún negocio de consumo masivo y enriquecerse – si así lo deseas, pero no alcanza- y por último, está la posibilidad de corromper y corromperse en muchas dimensiones – no sé si alcanza pero conlleva a graves consecuencias-.

Una advertencia, esto no es una apología a la corrupción y menos te estoy invitando a hacerlo, ya que, siempre dependerá de tus objetivos en la vida, de tu moral, tu ética y de cómo o quieres vivir. Hay muchos que prefieren ganar poco y dormir tranquilo.

Aunque elijas unas de las tres posibilidades anteriores y pensando entonces en la frase: “quien mucho abarca poco aprieta” no aplicaría en la actualidad en un cien por ciento. Al contrario, todos los días profesionales como no profesionales luchan día a día para llevar distintos insumos a casa y poder salir adelante. En este sentido se me vienen a la mente algunas preguntas: ¿trabajamos para sobrevivir? ¿Trabajamos para ser felices? ¿Trabajamos por placer? ¿Todo el empeño laboral es el reflejo de nuestro sueldo? ¿Por qué si tengo estudios existen personas que no teniéndolo gana más? ¿Ganamos dinero por exclusivamente activos fijos como casa, auto, ropa, luz, agua, mantenimiento, hijos y otras responsabilidades a lo largo de nuestra corta existencia? ¿Deberíamos ganar, invertir y ser felices de otra manera? ¿El dinero es lo único importante? ¿O es un mal necesario?

Finalmente, el sueldo mínimo de cualquier país no alcanza para desenvolverse o alcanzar los sueños que cada uno pueda tener. Añade a los sueldos mínimos de cada país las responsabilidades que esto conlleva a cada ciudadano en cuanto a rubros como; transporte, comida, ropa, salud, agua luz, servicios digitales, y tantas otras cosas como rubros de emergencia.

Por tanto, en los últimos dos años con profesión, con un magister, con un doctorado casi terminado, con una censura sin sentido en mis hombros, con ciertos dolores corporales por la edad, tanto yo como otros cristianos hemos tenido que trabajar presencialmente como por medios digitales, dedicarnos a nuestra profesión, vender empanadas los fines de semana, vender ropa, limpiar casas, dedicarnos temporalmente al área de la construcción, para poder llevar a casa algo que  pueda útil a la generación que viene después de mí; una buena educación a mi primogénito – en todo sentido-

Y todo esto sin odio, sin reproches, sin dios, sin ley, sin pena, sin tristeza, sin melancolía, sin lágrimas, sin rabia, sin coraje, sin orgullo, sin arrogancia y sin sed de venganza.

Porque cualquier trabajo dignifica al hombre y la mujer.

Pero, de todas formas hay algo que no me cuadra, que no se me permite entender y que es: porque a mí como a tantos otros no se les da la oportunidad de mejorar la casa, la cultura, la sociedad, el país, el mundo y la Tierra.

Por tanto, si no abarco mucho y aprieto mucho: ME MUERO DE HAMBRE.

Y de pena…

Sino seguiremos durmiendo. y yo solo quiero despertar. 

 



 

 




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