El Enfermo. Parte II. Dedicada a mis amigos de Alemania
Un amigo del enfermo, un día,
intento saber que profesión tenía. No encontró profesión alguna. Ni siquiera
poseía un oficio. No obstante, el enfermo creía ser albañil, carpintero, electricista,
plomero, pintor de obras, técnico en calefacción y aire acondicionado, yesero,
herrero, instalador de paneles solares, constructor, operador de maquinaria
pesada, chef, cocinero, panadero, pastelero, carnicero, pescadero, camarero, confeccionista
de helados, repostero, médico, enfermero, técnico de emergencias sanitarias, odontólogo,
fisioterapeuta, psicólogo, farmacéutico, dietista, técnico en radiología, técnico
en laboratorio clínico, profesor, maestro, tutor, pedagogo, psicopedagogo, músico,
actor, fotógrafo, programador, ingeniero en sistemas, técnico en redes, diseñador
web, desarrollador de software, administrador, especialista en Ciber seguridad,
mecánico, marinero, reparador de bicicletas, vendedor, agente de seguros, asesor
de ventas, científico, biólogo, químico, astrónomo, geólogo, antropólogo, investigador,
periodista, locutor, presentador de televisión, director de cine, guionista, influencer,
estilista, peluquero, masajista, acupunturista, terapeuta ocupacional, agricultor,
ganadero, jardinero, policía, bombero, detective privado, vigilante de
seguridad, abogado, juez, fiscal, notario, político y escritor.
El enfermo cuando se creía
soldado, realizaba rituales todos los días. Siempre a la misma hora, siempre en
el mismo lugar, siempre con las mismas personas y siempre seguía un patrón. Él decía que era
disciplina. Pero no lo era. Era un patrón. El enfermo decía ser inteligente.
Pero no lo era. Era sumamente torpe y predecible. Cuando se le preguntaba si
era feliz siempre asentía de manera positiva. Pero, en su mirada existía una
pequeña desviación del ojo derecho lo que indicaba su poca coherencia entre sus
ideas y sus acciones. El cuerpo humano es muy inteligente. El cuerpo humano
está hecho de mente y cuerpo. De idea y de carne. Cuando la idea y la carne no
son coherentes el cuerpo lo expresa. A través de una enfermedad o de algún
deterioro o daño. El enfermo era hipocondriaco. Cuando algo le pasaba, cuando
no lo escuchaban, cuando no lo seguían, siempre enfermaba. El enfermo se creía
soldado. Pero no lo era. Se enfermaba fácilmente.
Cuando el enfermo se creía
pintor realizaba según él grandes obras. Pero, no poseía mucha habilidad. Pero
lograba trazar ciertos trazos que permitían al final de sus obras percibir
detalles de cierta arte. No obstante, el enfermo no dejaba interpretar. Cuando
uno está frente a una pieza de arte es quien visita esa obra quien interpreta o
le da sentido a la obra construida. Pero el enfermo no dejaba interpretar. El
interpretaba por los demás. Lo que hacía de sus pinturas algo sin sentido y
fuera de cualquier contexto cultural, histórico y humano. El enfermo se creía
pintor. Pero no lo era. El enfermo creía pensar. Pero no pensaba. Seguía
patrones. Es decir, situaciones que se repiten resultan y se vuelven a ocupar.
Una y otra vez. Una y otra vez.
El interpretaba por los
demás. Y no dejaba que los demás interpretaran. Interpretar es fundamentalmente
comprender y analizar el pensamiento de determinado autor, creador, quien
existe, quien piensa, para dar cuenta de
sus ideas, teorías, criterios y posiciones intelectuales frente a cualquier
aspecto de la realidad que se pretende conocer. La comprensión implica, en un
primer momento, reconocer el significado de los términos que un ser humano. En
un segundo momento, la comprensión implica el esfuerzo cognitivo por
identificar las ideas centrales de una idea, el orden argumentativo que se
mantiene en la exposición de un tema o problema filosófico y finalmente las
conclusiones a las que llega quien piensa después de haber desarrollado todas
sus ideas y reflexiones.
La interpretación también
permite analizar. Analizar implica descomponer la totalidad del texto en sus
partes esenciales. El análisis da un paso adelante en la comprensión, pues
permite no solo responder a la pregunta ¿Qué dice quien piensa? Sino que
intenta conocer por qué y para qué lo dice, cómo lo dice, en qué circunstancias
lo dice, con qué teorías filosóficas se relaciona quien piensa, a qué teorías o
autores ataca o refuta quien piensa. Es decir, el análisis es más profundo que
la lectura general de quien piensa, pues busca no solo la comprensión de quien
piensa sino que también busca la reflexión personal y la puesta en marcha de
procesos inéditos de pensamiento que es lo más interesante. La interpretación a
modo de un humilde resumen sería la habilidad intelectual de comprender y
analizar a quien piensa ya sea del pasado o del presente en la historia del
pensamiento. Pero el enfermo ya lo había pensado todo. El enfermo manejaba el
pasado, el presente y el futuro. Porque dentro de sus oficios también era un
gran oráculo. Más culo que orá de todas formas.
Cuando el enfermo se creía
artista visual dibujaba trazos ligado a temas de conquista. El enfermo, siempre
tuvo una idea durante su niñez en su mente: “Conquistar el mundo”. Por tanto,
estudió arquetipos o aspectos generales y colectivos que nos unen como raza. En
este sentido, el enfermo encontró un patrón que nos une a lo que se le teme y
adora. El enfermo, encontró que dios, el diablo, el paraíso, el infierno y el
purgatorio, eran ideas potentes para
conquistar el mundo. Sin embargo, el enfermo busco por años las palabras
precisas para precisar de su idea de tener el mundo a sus pies. Las palabras
fueron: pecado, castigo, reforzamiento, y consuelo. Fue en tal caso que a través del
castigo y el consuelo, el enfermo supo coordinar su discurso. Y el enfermo encontró
que él era la cura.
El enfermo durante años
recogió, investigó, colecciono, compro, vendió, arrendo, creo, y lucho por
encontrar todos los elementos necesarios para someter a las demás personas. Y
lo logró. La gente comenzó a creer en él. Tenía veinte años. Y la gente comenzó
a creer en él.
Pero, lo que sabía el
enfermo y no sabían las personas, es que el enfermo hablaba solo con individuos
con baja autoestima o que en su vida no habían encontrado en otras partes algo
no satisfecho y por esa razón buscaban la aceptación del enfermo a toda costa.
El enfermo conocía bien las
debilidades humanas, pero eso no la hacía inteligente, o con una gran habilidad
especial. Él sabía utilizar las debilidades a su favor, creaba una conexión o
un sentimiento de cercanía pero bajo la falsa intención de que la persona se sentía
querida, cuando en realidad el enfermo
tenía otros fines. Siempre sus fines eran utilitarios.
Y así hubo mucha gente que
empezó a ser manipulada y hasta que no se den cuenta, estas se encuentran en
‘la trampa’ que hayan sido manipuladas por el enfermo en el que han creído. Sin
embargo, más de alguno pudo darse cuenta de que el enfermo era manipulador y
lucharon por librarse, pero no pudieron por que los “lazos de amistad” con los
demás se transformaron en ‘cadenas’ que los controlaba y manipulaba.
El enfermo nuevamente ganaba…
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