Moissess / Chapter 2.1 / Todos hacen lo que no dicen. Pero piensan que hacen lo que dicen y piensan.
Todos
hacen lo que no dicen. Pero piensan que hacen lo que dicen y piensan.
En
mi oficina tengo muchos compañeros. No tengo amigos. A mis amigos los deje en
la escuela. Aunque mis mejores amigos siempre fueron mis hermanos. Y antes de ellos
mis padres.
Pero,
en la oficina hay de todo. Muchas personalidades conviviendo. Al mismo tiempo.
Incluso a veces sin entenderse y dejándose llevar por la marea de los común, de
lo ordinario, de incluso el sin sentido, de la inconsciencia, de lo que qué hay
que hacer en vez de lo que realmente hay que hacer. Probablemente aguantando
las extenuantes horas laborales para que una vez al año se pueda disfrutar de
un viaje, de la compra de algún bien inmueble, un auto, o cualquier cosa de
valor. ¿Acaso eso es el trabajo? ¿Aguantar para disfrutar?
Tengo
compañeros muy especiales. Cada uno con su viaje. Cada uno con su
interpretación de la realidad. Cada uno con sus percepciones. Cada uno con su
subjetividad. Cada uno con su relato. Cada uno con su historia. Cada uno con
sus paisajes. Cada uno con su música. Cada uno con su moda. Cada uno con su concepción
de lo bello y de lo feo. Cada uno con sus ídolos. Cada uno con su partido
político. Cada uno con su verdad. Solo una cosa los une; “que todos creen en el
mismo y los mismos Dioses”. Y yo: soy agnóstico.
Una
compañera de oficina es dramática. Lleva consigo siempre pañuelos para secar
las lágrimas propias y las ajenas. Ella es más dramática que telenovela
mexicana, es más dramática que el final del Titanic, es más dramática que final
de temporada de Games of thrones, es más dramática que spoiler de Star Wars, es
más dramática que corte de pelo inesperado, es más dramática que Smartphone
cayendo al agua, es más dramática que perro con hambre, es más dramática que
película de terror sin música, es más dramática que personaje de Shakespeare,
es más dramática que pelea de tiktokers, es más dramática que carta de
despedida, es más dramática que caída épica en cámara lenta, es más dramática
que teleserie árabe, es más dramática que caída en el escenario de un ídolo
pop, es más dramática que corte de luz en medio de una tormenta, es más
dramática que perro abandonado en película de Disney, es más dramática que herencia de padres, es
más dramática que separación de famoso, es más dramática que gato mirando una
puerta cerrada, es más dramática que canción triste en loop, es más dramática
que un minuto sin Wi- Fi, es más dramática que llamada telefónica interrumpida,
es más dramática que correo de trabajo a las 11.59 p.m., es más dramática que conversación
telefónica con una ex, es más dramática que salto en el tiempo en película de
ciencia ficción, es más dramática que un silencio en reunión familiar, es más
dramática que ultimo dia de clases, es más dramática que grito de zombie, es
más dramática que despedida en estación de tren, es más dramática que un
socialista pidiendo dinero, es más dramática que comunista pidiendo disculpas,
es más dramática que derechista hablando de economía. Sin embargo, no es mala
persona. Es como es. Ella misma. Es su viaje. Ella quiere recorrer la realidad
a su manera. Llega muy temprano también. Probablemente para no perderse ningún
segundo de la realidad. Así como hace locuras trabaja mucho. Tal vez rellena
espacios que a otros no les molesta. Ella es; ella misma.
Todos
tenían sus dioses. Menos yo. Porque era agnóstico. Esto significa que no estoy
seguro o no tengo creencia definitiva sobre la existencia de Dios o deidades.
Pienso que la existencia de lo divino es algo que no se puede conocer o probar
en esta dimensión, por falta de evidencias o porque es un asunto que está mucho
más allá de nuestro entendimiento humano. Prefiero mantener la duda o la
suspensión de juicio respecto a cuestiones religiosas o metafísicas. Y,
obviamente vivir. Pero con cosas simples. Simples y bellas.
Estaba
mi compañero reflexivo; el filósofo. Pero él se sentaba en el último rincón de
la sala de trabajo. No era muy querido. Según mis compañeros hablaba mucho y
debía hacer más resúmenes. Es decir, debía hablar menos ya que profundizaba
mucho. Un especie de tik tok o instagram parlante deseaban mis compañeros de
trabajo. Un asunto explicable en un minuto. Yo no estaba de acuerdo con esto
porque en un minuto no siempre se puede explicar algo. De todas formas no era una mala persona.
Cada
conversación para mi compañero era una oportunidad de reflexión. Él Filosofaba más
que Sócrates tomándose un café, El filosofaba más que Nietzsche con resaca, El
filosofaba más que árbol buscando pareja, El filosofaba más que gato mirando a
la nada, el filosofaba más que espejo mirando su reflejo, el filosofaba más que
reloj que no sabe si es día o de noche, el filosofaba más que perro mirando al
horizonte, el filosofaba más que viento sin dirección, el filosofaba más que nube
buscando alguna forma, el filosofaba más que caracol tomando decisiones, el
filosofaba más que rio pensando en su cauce, el filosofaba más que huevo
preguntándose si primero fue el o la gallina, el filosofaba más que un barco en
el mar de la duda, el filosofaba más que cactus reflexionando sobre la soledad,
el filosofaba más que semáforo indeciso, el filosofaba más que piedra buscando
el sentido de la vida, el filosofaba más
que hoja caída pensando en su origen, el filosofaba más que faro preguntándose
si alumbraba o iluminaba, el filosofaba más que perro mirando la luna, el
filosofaba más que silla preguntándose porque está vacía, el filosofaba más que espejo preguntándose si
tiene alma, el filosofaba mas que libro cerrado preguntándose sobre su
contenido y el filosofaba más qué vela preguntándose
si su propósito era derretirse. Sin embargo, no es mala persona. Es como es. El
mismo. Es su viaje. Él quiere recorrer la realidad a su manera. Llega muy
temprano también. Probablemente para no perderse ningún segundo de la realidad.
Así como hace locuras trabaja mucho. Tal vez rellena espacios que a otros no
les molesta. Él es; el mismo.
Estaba
muy cerca mi compañero más complicado; el perfeccionista. Revisaba todo tres
veces antes de enviar algún documento. Su escritorio era un modelo de orden,
pero su estrés a veces era contagioso. Siempre dude de que si era obsesivo o perfeccionista.
¿O es lo mismo? Él era más perfeccionista que relojero revisando los segundos
con lupa, era más perfeccionista que ordenador de granos de arroz por tamaños, era
más perfeccionista que chef midiendo la salida de platos con cronometro, era más
perfeccionista que ingeniero calibrando la gravedad antes de soltar una pelota
de futbol, era más perfeccionista que matemático resolviendo ecuaciones con una
calculadora solar, era más perfeccionista que meteorólogo prediciendo el clima
con microscopio, era más perfeccionista
que persona que organiza su playlist según el ritmo cardiaco, era más perfeccionista que pintor eligiendo el
color-cielo según la hora del día, era más perfeccionista que geólogo midiendo
cada grano de arena de la playa, era más perfeccionista que librero
clasificando libros según el color de la tinta, era más perfeccionista que
carpintero midiendo el grosor del polvo mientras hace los muebles, era más perfeccionista
que dentista midiendo los dientes con un nivel laser, era más perfeccionista
que matemático haciendo cuentas hasta en los sueños, era más perfeccionista que
escritor consultando palabras en tres diccionarios antes de escribir, era más perfeccionista
que médico cirujano con TEA. Sin embargo, no es mala persona. Es como es. El
mismo. Es su viaje. Él quiere recorrer la realidad a su manera. Llega muy
temprano también. Probablemente para no perderse ningún segundo de la realidad.
Así como hace locuras trabaja mucho. Tal vez rellena espacios que a otros no
les molesta. Él es; el mismo.
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