Diario de un emigrante - Parte I - Tico
Advertencia
Emigrar
se refiere al abandono voluntario del propio país para establecerse temporal o
permanentemente en otro, en el mismo Estado o en un Estado extranjero.
Tuve
la dicha de compartir con tres grandes emigrantes provenientes de tres países distintos.
Lo
siguiente son justamente extractos de conversaciones con esos tres emigrantes
de distintos países. El encuentro se produce en un país nuevo. No puedo dar muchos
detalles como nombres o localidades porque existen siempre seres humanos mal
intencionados que pueden ocupar esta información y ocuparla en contra de nuestros protagonistas.
Y sí, hay gente mal intencionada.
Leerás
diálogos con los emigrantes y conocerás una parte de sus vidas que con permiso
de ellos decidí escribirlo y compartirlo.
Decidí
compartirlo porque dentro de estos emigrantes existe un corazón de fuego y una
vida aun presente que podría iluminar hasta la más oscura de las noches.
No
es fácil emigrar, no es fácil vivir, no es fácil existir pero ellos me
enseñaron una cualidad que había olvidado; la de compartir. La de dar una mano,
la de repartir desde un pedazo de pan hasta un hogar.
Los
dejo entonces. Espero que reflexionen porque para nadie es fácil dejar la raíz
para sembrar en algún otro lugar y rellenarlo con fe, esperanza, amor,
perseverancia, valores, filosofía y unas ganas locas de que ese sueño de lograr
los objetivos no se acabe nunca.
TICO
Tico
es un hombre de no más de cincuenta años. En su cara, en sus manos, en su voz,
en sus palabras se nota que el trabajo
no le ha dado tregua pero que ha sabido convivir con creatividad, ahínco y fuerza, las tormentas de la vida. Su propia
vida.
Nació
en un lugar de américa. Salió de su país de origen para embarcarse a la
aventura de un mejor futuro. Logro llegar a un país hermano que le dio la mano.
Hizo su vida. Sin embargo, voluntariamente emprendió su aventura a un tercer
país. Tercer país que lo vio madurar trastocando cada fibra de su ser transformándolo cada día en un mejor hombre.
Tico,
goza de un humor muy elegante. No le gustan las malas palabras y varias veces
me corrigió lo cual agradezco. Ya que, muchas veces mi lengua tiene voluntad
propia y no sigue las normativas culturales del sentido común.
Tico,
es un hombre que goza de cosas muy simples; una agradable bebida cola, una
cerveza bien helada, un plato de alitas de pollo, un cigarro, un buen
café, pero fundamentalmente y
profundamente acompañado de una buena
conversación.
Existía
un momento en nuestras labores que era el almuerzo. En el almuerzo – e incluso
en el desayuno- llevaba su comida y sus tortillas – de las cuales siempre le
pedía o reclamaba porque una de las cosas que he sufrido siempre es de hambre-
que repartía bondadosamente con nosotros.
Las
tortillas para Tico eran el acompañamiento culinario que adornaba cualquier
alimento. Sin ellas, era capaz de no comer o de encontrar sin sentido e
insípido cualquier plato de comida.
En
el almuerzo yo terminaba mi plato y comenzaba a mirar con cara de perro sin
hogar a los demás comensales. Por que como les dije antes siempre he sufrido de
hambre. Tico, amablemente o me ofrecía tortillas o me dejaba de su propio plato.
Al parecer, se apiadaba de mí y de mi hambre.
Pero
más allá de mi gula, era valorable la actitud de Tico. Compartir por compartir
sin esperar nada a cambio.
Todos
los días se encargaba de repartir sus tortillas y de compartir con nosotros. Le
entregaba tortillas al Buda, a mí y al rebelde con causa. Pero, a mí me
entregaba más. Lógico, siempre tenía hambre.
Después
de algunas semanas recordé que estaba de cumpleaños. Si, nuevamente daba otra
vuelta al sol. Con el rebelde con causa – mi primo- se nos ocurrió la idea de
salir a comer. Invitamos a Tico y al
Buda. El buda no pudo ir porque tenía un compromiso. Probablemente con alguna
deidad.
Llegamos
al lugar. Era un lugar donde se podía jugar pool, comer, conversar y pasar un
buen rato.
Después
de comer y beber algunas cervezas comenzamos a conversar acerca de nuestras
vidas.
-
La he pasado muy bien muchachos – dije –
-
Es la idea – dijo el rebelde con causa-
-
Si quieren más me avisan – dijo Tico.
Se
los prometo que lo pensé. Reflexione, hable con mi estómago y me dijo que era
suficiente. No había que perder el glamour. Pero deseaba comer más. Aunque logre
controlar mis ansias de incorporar más energía a mi ser.
-
Hermano, ¿eres feliz? – le pregunte a Tico.
-
Mucho -
me contesto – ahora soy muy feliz porque hace mucho tiempo que no estaba
con amigos conversando de esta forma. Es difícil confiar en todos en la
actualidad. O tener una verdadera amistad.
-
Es verdad. Las amistades ahora son muy
instrumentales, es decir, se hacen lazos de amistad solo por el hecho de que
esa amistad te traiga regalías, garantías o alguna recompensa.
-
Así es, demasiado interés.
-
Pero, ¿tienes muchos amigos?
-
Sí. Lo suficiente. Sin embargo, a los amigos
se les llama. Se les envía correos o algún mensaje. Sino pierdes el vínculo.
-
Sí. Tienes razón. En la amistad también se
comparten experiencias, sentimientos, actividades o intereses similares. Yo,
respeto mucho la confianza, el apoyo y la lealtad. Pero por sobre todo la lealtad.
-
En lo último estoy cien por ciento de acuerdo
contigo. La lealtad es de vital importancia. Para que la lealtad funcione se
debe ser fiel, sincero y comprometido
con una persona. Además de tener una buena relación con los valores y
creencias.
-
Buen punto. Sabes Tico, no sé si será un
problema o una virtud.
-
¿Qué cosa?
-
Pensar que la lealtad se ha perdido.
-
Bueno, puede ser. Probablemente porque
pensamos en términos de dinero, de producción, de tener, de acaparar. De tener
por tener. Puede ser que estemos pensando ahora el “todo” desde el “uno mismo”.
O sea, primero yo, segundo yo, tercero yo.
-
De acuerdo.
-
Pero mira, yo no soy perfecto pero trato de ser
muy sincero con mis amigos. No me doy muchas vueltas y digo lo pienso y pienso
lo que digo
-
Muy bien. Eso es sano. Es sabes que al final
te desprendes de tu familia como papa y mama y después haces tu familia y te la
pasas en el trabajo y convives más con las personas del trabajo a veces que con
tu propia familia.
-
Es verdad. Por eso te digo que es necesario
pensar lo que se dice y decir lo que se piensa. Mira, yo no tuve muchas
posibilidades de estudiar como tú y soy un hombre hecho a base de experiencias.
Y mi experiencia me dice que una buena amistad perdura.
-
Así es. Y no importa si no tuviste muchas
oportunidades de estudiar porque el conocimiento lo tienes. Tus estudios
provienen de la observación, del análisis, de la síntesis y de la tesis. Elementos
básicos y fundamentales para transformar las ideas en pensamientos trascendentales.
-
Esa palabra es muy bonita.
-
¿Cuál?
-
Trascender.
-
A eso venimos a la Tierra Tico a trascender...
El
rebelde con causa interrumpió y grito un sentido “salud “. A lo cual levantamos
nuestras copas de cerveza bien heladas. “que viva la amistad” agrego Tico. “Que
viva la amistad” señale…
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