No esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo - Parte I.
¿Hace cuánto
tiempo vienes haciendo lo mismo? ¿Hace cuánto tiempo vienes esperando lo mismo?
¿Hace cuánto vienes sintiendo lo mismo? ¿Hace cuánto vienes percibiendo lo
mismo? ¿Hace cuánto vienes construyendo lo mismo? ¿Hace cuánto vienes
escuchando la misma música? ¿Hace cuánto tus emociones no están correctamente
sentidas? Y peor aún, ¿hace cuánto vienes viviendo lo mismo?
Acompáñeme
en este humilde, profundo e irreverente delirio. Acompáñenme en este humilde,
profundo e irreverente desvarío, enajenación, perturbación, alucinación,
frenesí, ilusión, quimera, fantasía, desatino, dislate y devaneo.
Las
sociedades actuales no han cambiado en los últimos 2020 años. Al parecer, las
civilizaciones que han visto evolucionar – O INVOLUCIONAR- a la Tierra han vivido; corrupción,
delincuencia, problemas económicos, problemas políticos, problemas filosóficos,
enfermedades que han hecho preocupar a nuestra raza humana, ladrones,
mentirosos, ricos y pobres, clases sociales sin sentido, viajes y grandes
descubrimientos, asesinatos, religiones, sacerdotes, malos representantes de la
iglesia, vendedores de fe, pedofilia, crímenes por encargo, sicariatos, gente
con fe, gente sin fe, los que creemos en un mundo mejor, los que creen en un
mundo peor, los fatalistas, los ángeles, los diablos y un gran listado que no
me alcanza el tiempo para nombrar.
No obstante,
cada generación logra su cometido cuando se tiene un propósito. Un propósito es;
una intención, animo, un fin, un motivo, una pretensión, una determinación,
voluntad, un designio, un objetivo. ¿Cuál podría ser nuestro objetivo como
humanidad en una síntesis generacional que enfrenta una pandemia a nivel
mundial más augurios negativos que se pondrá mucho peor?
La respuesta
es muy sencilla pero profunda: el propósito de nuestra humanidad actual es
venerar la vida. Sin dioses, sin máscaras, sin prejuicios, sin peleas, sin
paredes mentales, sin bloqueos psicológicos. Es venerar la vida tal y como es. Es
venerar la existencia, ser, habitar, estar.
Sin embargo,
se requiere una sola cosa: tener conciencia de vida. Tener conciencia de vida
significa a mi juicio: saber que no somos para siempre, saber que algún día
dejaremos nuestra tierra y Tierra. Nuestra misión podría ser aclarar y ordenar las ideas de nuestros
pensamientos y acciones, tener conocimiento, cultivar la reflexión, entrenar el discernimiento y construir constantemente el entendimiento.
Construir el
entendimiento es uno de los ejercicios mentales más difíciles pero no imposibles
de realizar. El entendimiento requiere de procesos racionales y emocionales de
altura. Es decir, que el entendimiento debe ir acompañado de la posibilidad de
mantener el equilibrio en términos emocionales y racionales. Suena simple pero
no lo es.
De otro
modo, el entendimiento se captura de mejor manera al realizar otro ejercicio de
vital importancia en la actualidad. Es un ejercicio que nos diferencia de todas
las demás razas hasta ahora conocidas en el universo. Es un ejercicio que necesita
de un alma, una mente, un cuerpo y probablemente del espíritu.
Me refiero a
la empatía. La empatía es compasión, simpatía, solidaridad, comprensión,
piedad, afecto, amistad, afinidad, apoyo y sincronía.
Además, uno
de los valores más elevados de la empatía es colocarse en el lugar del otro. Como
si él fuera uno. Como si otro fuera uno. Como si los demás fueran yo. Pero, ¿todos
alcanzan este nivel de entender al otro como si fuera uno mismo?
No. Lamentablemente
no. Por qué de ser así no existirían; corrupción, delincuencia, problemas
económicos, problemas políticos, problemas filosóficos, enfermedades que han
hecho preocupar a nuestra raza humana, ladrones, mentirosos, ricos y pobres,
clases sociales sin sentido, viajes y grandes descubrimientos, asesinatos,
religiones, sacerdotes, malos representantes de la iglesia, vendedores de fe,
pedofilia, violadores, ignorantes, vendedores de sueños, crímenes por encargo, sicariatos, gente con
fe, gente sin fe, los que creemos en un mundo mejor, los que creen en un mundo peor,
los fatalistas, los ángeles, los diablos y un gran listado que no me alcanza el
tiempo para nombrar.
Por tanto, aún
tenemos trabajo por hacer. Por tanto, no hemos evolucionado mucho los últimos 2020
años.
Finalmente,
y cuando miren el cielo despejado y puedan ver las estrellas – que son soles – que
son muchas pero muchas imagínense que esas estrellas están llenas de planetas. En
cada estrella con sus respectivos planetas deben existir civilizaciones. En cada
civilización que probablemente exista deben existir dioses.
¿Se imaginan
cuantos dioses existen en cada estrella que vemos por las noches?
No sientan empatía
por un dios. Sientan empatía por el universo. Primero con el universo que
llevan dentro. Que debe ser cultivado. Posteriormente cuando este cultivado conéctate
con algún Dios. Después de eso, conéctate con el universo. Y después, entiende
que en el firmamento en algún momento del tiempo y el espacio también y probablemente debe haber alguien haciéndose
las mismas preguntas que nosotros.
Sincronízate. Expande tu alma. Para cada
quien le espera la felicidad. En este mundo o en otro. Construye la felicidad. No
está a la vuelta de la esquina. Menos en un regalo navideño.
Mientras tanto, a luchar por construir
felicidad en esta dimensión. En este mundo. En la Tierra.
En tu mente.
En tu corazón.
buena Reflexión Profe
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