Leftraru. Parte 1.
Mi padre era un hombre conocido dentro de la
comunidad mapuche. A mi padre lo llamaban Kurüñamku. A mi Leftraru. Tenía once
años cuando fui avisado que era el momento de pasar a otro nivel de mi vida. Al
parecer, seria transformado por los espíritus del bosque en una persona más
grande. Mi padre, se preocupó de contarme muchas veces la historia de mis
ancestros. Casi todos habían peleado en grandes guerras. Pero jamás las
iniciaron. Solo se defendieron. Mi familia no era violenta. Al contrario,
poseía una sabiduría ancestral en cuanto a las medicinas, historia, lenguaje,
matemáticas, y tantas otras cosas. Todo lo que yo aprendí hasta los once años
fue gracias a mi familia.
Ese día desde muy temprano toda la
comunidad visito mi hogar. Algunos dejaban comida, otras aguas, hierbas,
utensilios, especias, y objetos que se suponía me conectarían con mis
ancestros. Casi todo el día pase siendo visitado por mi gente. Mi madre demoró
cuatro horas en hacer un traje blanco que me pondría en algunas horas más. Al
caer la tarde, fui invitado al inicio de los que sería mi traspaso a otro nivel
de vida.
La comunidad se juntó en el centro
de la tierra y el ritual de inicio comenzó. A mí me invitaron a posicionarme al
medio de todas las personas presentes. Mi padre a la izquierda y mi madre a la
derecha. Detrás de mí.
El más sabio de los presentes
comenzó a decir en mi lengua natal:
- Nos reunimos hoy para dar la bienvenida
a un nuevo hijo que quiere traspasar y transformarse en un hito de la historia.
Todos los presentes saben que existen personas destinadas o no a ser parte
fundamental de la historia. Otros, solo eligen el camino de la paz. No
obstante, algunos nacen con la estrella que les indica que están destinados
para realizar grandes cambios. No todos estamos preparados para grandes
cambios. Hijo mío, recibirás el día de hoy la invitación de tu comunidad y de
tus ancestros para ser parte fundamental de la tierra, el agua, el fuego y el
viento. Serás parte de cada uno de los elementos fundamentales. Y las partes
fundamentales de la existencia serán parte de ti. Después de entregado el
código, deberás utilizar sabiamente los elementos. Esto no es un juego. La vida
nunca ha sido un juego. Ahora más que nunca entenderás que la vida es un ir y
venir de circunstancias. Podremos ayudar en tu camino, pero la guía final solo
la elegirás tú. Elige con sabiduría hijo mío. No te enseñaremos magia. No te
enseñaremos grandes poderes. No te enseñaremos muerte. Solo te enseñaremos
vida. Descubrirás con el tiempo que el sacrificio es el camino para lograr
grandes cambios. Todos los humanos de todo el mundo a lo largo de su historia
han necesitado, necesitan y necesitaran un guía. El día de hoy esperamos junto
a tu familia que después de esta noche un líder salga de las entrañas de la
naturaleza. Antes de que bebas la bebida esencial de nuestra tierra para que te
dispongas a tu viaje: ¿quieres decir algo?
- Si, si quiero.
- Adelante.
- A pesar de mi corta edad me he dado
cuenta que la vida no es perfecta. Que nos somos perfectos. Tengo un gran padre
y una gran madre. Mi familia que son ustedes son parte esencial de mi
crecimiento. He tenido todo lo que alguien puede desear. Me considero un hombre
pequeño pero muy valiente. Quisiera poder decir en palabras tantas cosas que el
sonido de mis oraciones quedan pequeñas al lado de lo que siento. Son tantas
historias que he escuchado del ayer que he llegado a muchas conclusiones. Hoy
solo quiero compartir con ustedes solo una.
La vida es un circuito
cerrado que solo permite un cambio cada cien años. Ahora, aquí y con ustedes se
han vivido circunstancias que se vienen repitiendo de generación en generación.
El hombre no solo promete, sino que también olvida. Y en ese olvidar el
circuito de la vida se vuelve a cerrar. Espero que nuestros dioses me acompañen
a la vida que quiero elegir. Espero que ustedes me acompañen en la vida que
quiero elegir. No es secreto lo que deseo. Tampoco es locura. Menos prepotencia
ni menos omnipresencia. No obstante, espero cumplir con el deseo de mi esencia
y producir cambios. Pero cambios reales. No cambios que queden en el olvido. En
el recuerdo. En la memoria.
No quiero morir y que me
vida no tenga sentido. No quiero mirar sentado como las cosas ocurren sin hacer
nada al respecto. Quiero morir con un propósito. Y ese propósito lo he tenido
clavado en el fondo de mi corazón desde que tengo uso de razón. Durante años
hemos sido esclavizados por ideas foráneas. Que solo han traído destrucción. Mi
gente, mi comunidad, mi familia ha sufrido los egoísmos de quienes creen y
piensan que su forma de percibir la realidad es la correcta. Nuestra tierra no
necesita de tecnología. Necesita de personas detrás de esa tecnología. No
quiero creer en un dios que no me pertenece. No quiero comer sustancias que no
me pertenecen. Amo mi tierra. Mi raíz. Mi nombre. Mi vida. Amo mis manos. Amo
mi corazón y amo mi cuerpo. No le tengo miedo a la muerte. No la conozco. De
conocerla la invitare al patio del silencio. Es por eso que agradezco las
muestras de cariño. Pero más les agradeceré cuando me ayuden a cambiar lo que
ustedes mismos consideran injusto.
El hombre con su dios
llegara un día por estos lugares. Yo, me parare firme y le diré a los cuatro
vientos que no lo quiero, no lo deseo ya que dios no es una imagen, sino que es
el resultado de lo que hacemos con la vida que nos fue entregado. Por eso y
mucho más: QUE VIVA MI TIERRA…
- Que así sea.
Después de dicha estas
palabras el sabio de nuestra comunidad me hizo beber la esencia. Era amarga
como el lodo. La bebí. Me arrodille. Y mire fijamente al fondo del horizonte.
En él estaba la entrada al bosque. Donde pasaría doce horas de noche. Solo. Sin
nadie. Solo conmigo. Solo con mi alma. Solo con mi cuerpo. Envuelto de mi
espíritu. Cuando me puse de pie la bebida hizo efecto. Un calor perturbador
comenzó a ahogarme por todos lados. Miré a mi padre, madre y familia y corrí
rápidamente. No podía detenerme. Solo recuerdo antes de caer que el bosque me
daba la bienvenida. Un grito se escuchó a lo lejos en la puerta de la entrada
del bosque. Lentamente el sonido del grito comenzó a distorsionarse.
Inmediatamente y de manera rápida un lobo venia hacia mí. Cuando el lobo me
alcanzo cogí sus mandíbulas para que no me mordiera.
El ritual había comenzado…
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