Historias de Terror : La nueva Ventana
Desde que ese objeto tan blanco, pálido, frío, insípido pero con vida, entre comillas, llegó a casa, todo cambio. Cuando recuerdo esto no puedo dejar de recordar la cara de mi madre. Su rostro preocupado y silencioso daba a entender el desprecio por los objetos de extrema tecnología. Sus gestos eran del todo entendibles, despreciaba las maquinas artificiales. De modo contrario, mi padre era indiferente ante tal acontecimiento y solo confiaba a nosotros la tarea de uso y desuso del aparato. Mi tío se encargó de explicar a mis padres las virtudes y defectos de aquel aparato que no demostraba ningún sentimiento y emoción. Mi padre con su característico orgullo no escuchó claramente las advertencias de mi tío y este solo asentía con un leve movimiento de cabeza ante los comentarios tan acalorados que mi tío hacia. Lo último que escuche de mi familiar fue “ten cuidado con la nueva ventana por que los puede transportar a innumerables dimensiones” – si, dijo mi padre con voz despreocupa